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Trastornos del deseo sexual
Sus diferentes tipos y las causas que los provocan. Cómo detectar el origen para buscar el tratamiento adecuado. Qué recomiendan los sexólogos
23 de abril de 2007
Por Carina Barber

Cualquiera puede pasar por etapas de menor interés sexual, lo que no significa que esté sufriendo un trastorno de deseo sexual.

Muchas veces, el trabajo, la casa, el cuidado de los hijos, la presión por rendir en la vida sexual y también en la laboral, genera que las parejas se vean sometidas a la rutina y a una vida tan agotadora que no logran encontrar el momento para disfrutar de la sexualidad.

El problema es que todo esto puede terminar provocando falta de deseo y anulando la vida sexual de la pareja.

Se considera que hay problemas de "falta de deseo sexual" cuando se hace persistente y recurrente. La persona que lo padece manifiesta dificultad para iniciar o responder al deseo de actividad sexual en la pareja.

- Tipos de trastornos del deseo:

* Falta de deseo sexual primario: se lo denomina así cuando la persona nunca ha tenido mucho deseo o interés sexual.

* Falta de deseo sexual secundario: cuando se manifiesta después de un período en el que sí ha existido interés sexual.

* Falta de deseo sexual generalizada: cuando no existe interés sexual hacia ninguna persona o circunstancia.

* Falta de deseo sexual situacional: cuando no hay interés por la pareja, pero sí por otras personas, o por el autoerotismo.

Los trastornos del deseo sexual se presentan tanto en mujeres como en hombres, y no como se cree (generalmente), que es un problema de la mujer. Puede comenzar por una disminución de la respuesta sexual. Los preliminares no resultan excitantes, los integrantes de la pareja no coinciden, hasta que el problema se hace persistente y recurrente.

Cuando esto sucede, las actividades sexuales se evitan, se buscan excusas, o se tienen relaciones por el otro, como una obligación.

Las causas que los provocan pueden ser físicas o psicológicas.

- Físicas:

* Síntomas asociados a la menopausia o problemas hormonales.

* Bajo nivel de testosterona, hormona que determina el deseo sexual en hombres y mujeres.

* Medicamentos que tienen efectos adversos sobre la función sexual (Antidepresivos, antihipertensivos, diuréticos y antipsicóticos).

* Depresión o incapacidad para afrontar la ansiedad.

* Estrés: problemas laborales, familiares, de pareja, tensión, presión, cansancio, exceso de cargas laborales.

* Enfermedades crónicas, mala nutrición, infecciones.

* Se puede presentar falta de interés después de enfermedades físicas graves o intervenciones importantes.

* Dependencia de alcohol o drogas.

- Psicológicas:

* Sentimientos de monotonía provocados por la falta de dedicación al juegio amoroso o la seducción.

* Sentirse heridos o menospreciados, estar enojados con la pareja.

* La lucha por el poder dentro de la relación.

* Acontecimientos traumáticos en la infancia o adolescencia, generan temor a las relaciones sexuales.

* Falta de comunicación y problemas individuales.

* Violencia intrafamiliar.

* Mayor interés en otras áreas (obsesión por el trabajo).

* Falta de atracción en la pareja, o no sentirse atractivos para el otro.

* Educación sexual inadecuada (mitos, temores, visión conservadora).

Los tratamientos dependen de las causas. Si son físicas, se debe consultar al médico, si son psicológicas lo ideal es la terapia de pareja o individual (según el caso).

- Recomendaciones de los sexólogos:

* Luchar contra la rutina, dejarse llevar por las sensaciones, dejarse tocar, entregarse.

* Preparar el ambiente, crear momentos, estimular los sentidos. Escuchar música, usar ropa sexy, perfumes, etc.

* Comunicarse, hablar sobre lo que les gusta y lo que no. Hablar sobre las fantasías de cada uno. Animarse a probar cosas nuevas.

* Tratar de dejar fuera de la cama las preocupaciones y obligaciones. Reservar tiempo para la intimidad.

* Explorarse y conocerse mutuamente. Ser capaces de dar y recibir caricias y ternura.

Es importante destacar que el amor es el mejor afrodisíaco, y que si es mutuo no hay trastorno que no se pueda solucionar.