La crisis sanitaria en la provincia de Buenos Aires será inevitable, por la escalada ya fuera de control de contagios, que en pocos días convirtieron al conurbano en un polvorín al borde del estallido.

Esa es la impresión que tiene el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien decidió que todo su Gabinete salga a anticiparse y advirtir que se viene una explosión de contagios que generará un colpaso sanitario de una magnitud nunca sufrida en un país que nunca en la era moderna vivió en carne propia una guerra librada en su propio territorio.

Kicillof quiere que cuanto antes se regrese a una cuarentena estricta, al menos por dos semanas, para que cuando arranque el invierno hay alguna posibilidad de aplicar políticas de contención.

La idea de salas de terapia intensiva colapsada de pacientes con pulmones al borde del colapso le quita el sueño no solo a Kicillof, sino a toda la dirigencia política, empezando por el presidente Alberto Fernández, a quien se lo observa cada vez más extenuado.

En este escenario que parece encaminarse a un tembladeral, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, admitió que hay "posibilidades concretas de que colapse el sistema de salud".
Es que aún no se llegó al pico de contagios de coronavirus y al descenso de los casos, y falta atravesar las peores temperaturas del invierno.
En el Gobierno bonaerense también explican que para evaluar resultados de las nuevas restricciones en el trasporte público vigentes desde este viernes es necesario esperar 15 días. Kreplak pidió "volver a una cuarentena estricta de fase 1 por dos semanas y después relajar otras semanas".

El funcionario bonaerense recordó que "en todos los países que han tenido la epidemia como la Argentina tuvieron colapso en el sistema de salud".
Y explicó la posición del Gobierno de Kicillof: "Yo no vengo a decir lo que la gente quiere escuchar sino lo necesario para prevenir, como cuando una persona tiene colesterol y le digo como médico que no tiene que comer choripan; esto es una pandemia, hay países que abrieron y tuvieron que volver a cerrar".
Los más de 8,5 millones de contagios en el mundo y las impactantes 47 mil muertes en Brasil y casi 4.000 en Chile, representan un ejemplo de lo que la Argentina, en especial el AMBA, deben tratar de evitar por todos los medios a su alcance.

El ministro de Salud bonaerense dejó en claro que el pedido de regreso a la fase 1 de la cuarentena no es únicamente para el conurbano.
"El límite político-administrativo no tiene ninguna importancia para la epidemiología. Las estrategias tienen que ser compartidas. Con la Ciudad tenemos un diálogo muy cordial, serio y con respeto", señaló.
De paso, aludió a las presiones que existen desde el mundo del fútbol para retomar la actividad.
"En Europa se juega la fútbol porque ellos ya pasaron por la epidemia y nosotros no; además, muchos países tuvieron que volver a cerrar luego de abrir por nuevos casos, por lo que hay que tener paciencia y ver que los países que ignoraron a la pandemia sin una política de Estado tuvieron también caída de la economía; no hay dicotomía acá entre salud y economía", dijo Kreplak. Para el viceministro, no hay mayor cantidad de víctimas por "todas las medidas de prevención que se tomaron", y pidió "tomar conciencia" sobre el contagio veloz de la enfermedad.

"Si no hubiéramos hecho el parate al principio de la pandemia, no hubiéramos conseguido triplicar el sistema de salud como lo hicimos en la Provincia de Buenos Aires", destacó.

"No será cuarentena para toda la vida, hagámosla hasta que tengamos la suficiente cantidad de tratamientos que puedan salvar vidas", enfatizó.