19 de abril de 2024
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Estreno de la semana: una de zombis, pero de las buenas
"Exterminio 2" vuelve a transportarnos a una Londres arrasada por una epidemia de zombis, pero lo hace a lo grande, con buenas ideas, mucha violencia e inteligencia
6 de junio de 2007
Dentro del panorama normalmente desalentador del cine industrial, hay de tanto en tanto buenas noticias. Una de ellas es que algunos productores avispados le han encontrado la vuelta al problema de las secuelas, para dejar atrás de una vez y para siempre aquel axioma que indicaba que las segundas partes nunca son buenas.
En los últimos años, por el contrario, algunas de las segundas partes son incluso mejores que las primeras. En el caso de “Exterminio” y “Exterminio 2” es difícil decir cuál de las dos es mejor, pero ambas funcionan perfectamente en su universo de zombis ávidos de sangre, enfermedades de contagio inmediato y metáforas políticas.
No es necesario conocer con exactitud lo que sucedió en la primera parte para comprender de forma cabal lo que ocurre en “Exterminio 2”. Baste recordar (el filme lo hace por nosotros) que una terrible epidemia está consumiendo a las islas británicas, una epidemia que transforma a los seres humanos en seres ultra violentos y obstinados que lo hace todo por darle un mordisco a uno y pasarlo a su bando.
En medio de esa tremenda epidemia, que se narraba con detalle en la primera parte, arranca también esta secuela. Encontramos completamente aterrados a un grupo de sobrevivientes ocultos en una casa de campo: un matrimonio anciano, una mujer que espera en vano a su marido y una pareja que se ha resignado a vivir en esas condiciones, con el consuelo de que sus hijos están en España, lejos de la epidemia.
La calma durará poco. Los zombis los localizarán y morderán a todos, menos al personaje encarnado por Robert Carlyle (el de “Full Monty”), quien escapa por un río, dejando atrás a su esposa, a merced de los mortíferos zombis. Exactamente 28 semanas después, elipsis mediante, el bueno de Carlyle se reencontrará con sus hijos, pero la situación será radicalmente distinta.
La epidemia se creerá para entonces completamente controlada, los sobrevivientes son realmente pocos y viven en una zona custodiada de Londres y todo el país está bajo el control de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. No tiene sentido contar mucho más, para no seguir develando secretos del filme. Lo que sí es seguro es que la pesadilla está lejos de terminar.
Valen, de todos modos, algunas aclaraciones sobre la saga de “Epidemia”. Cuando a uno le hablan de una película de zombis, tiende a pensar en una producción clase B en la que los maquillajes berretas se alternan con los argumentos baratos. Bueno, nada de eso ocurre aquí. La presencia de Carlyle es una garantía y quienes lo acompañan no son archifamosos, pero merecen una oportunidad: Rose Byrne, Jeremy Renner y la quizás más conocida Catherine McCormack.
Hay acción, mucha y bastante violenta, hay un ritmo enloquecido que mantiene la película a mil revoluciones por segundo de comienzo a fin, hay personajes que mueren a cada momento (aún aquellos que parecen destinados a sobrevivir) y hay, además, una trama sólida que habla de muchas más cosas que de zombis. Habla de la lealtad, habla de la lógica militar, habla de la esperanza, habla de la brutalidad. Si se quiere, se puede pensar en este filme como una "remake" de "La aventura del Poseidón" original, una película de catástrofes que dice mucho más de lo que aparenta.
“Epidemia 2”, para quien tenga el estómago para ver hectolitros de sangre corriendo por la pantalla, se transforma así en una apuesta inteligente que revitaliza ese tipo de cine que parecía condenado a las trasnoches de los canales más bizarros de la televisión por cable. Sí, es una superpoducción. Y, sí, es una película de zombis. Pero vale la pena.