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3 de mayo de 2024
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Murió el médico nutricionista Máximo Ravenna
El médico y psicoterapeuta especializado en temas de obesidad y trastornos alimentarios padecía cáncer y estaba internado en el sanatorio Fleni
26 de diciembre de 2020
Los miles de pacientes a los que les posibilitó bajar de peso lo recuerdan con cariño.

El médico nutricionista Máximo Ravenna murió tras padecer durante largo tiempo cáncer.
Estaba internado en el sanatorio Fleni.
Ravenna era reconocido por sus técnicas para resolver desórdenes alimentarios.

Había fundado un centro terapéutico que lleva su nombre, con el fin de modificar "hábitos nocivos relacionados con la comida, a partir de la toma de conciencia respecto de límites y excesos".
Desde 1993 a más de 40.600 pacientes.

El centro terapéutico de Ravenna en Brasil homenajeó por Instagram al médico y envío sus condolencias a su familia y amigos.

Para ello, eligieron un reconocida frase del médico. "Si el único placer que tengo en la vida es la comida, tengo que repensar muchos valores. Entre comida y comida, existe vida", se lee en el posteo de la red social. El Método Ravenna, tal como se explica en el sitio web, se basa en un procedimiento para adelgazar "sano, con el apoyo y el seguimiento de profesionales especializados, sin agregados de medicación, ni cirugías".

Además, informa que "los programas se basan en corte, medida y distancia con la comida y la detección de los vínculos adictivos con ciertos alimentos".

Ravenna asesoró a figuras argentinas destacadas como Susana Giménez y Diego Maradona, e incluso a figuras políticas internacionales, como la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.

Además, fue autor de distintos libros vinculados con su método: Más vida menos kilos, La medida que adelgaza o En un abrir y cerrar de boca.

"Si la obesidad y el comer sin freno son respectivamente una enfermedad y una adicción, ¿es lícito decir 'no luchemos contra el comer compulsivo e incesante'? ¿Es válido 'enseñar' a comer a quien no puede parar con su desborde o abandono, a quien tiene su autoestima, su salud y su vida a punto de colapsar? Si es una enfermedad crónica, ¿es válido decirle a quien la padece que baje los brazos y que mire para otro lado, alimentándose y engordando como si fuese un tipo normal? Si la obesidad es una enfermedad, ¿decir esto no sería igual a decirle a un paciente que aprenda a darle valor al aire puro, que está mal que haya tomado frío y que haya introducido en su cuerpo una bacteria y tenga neumonía?", decía Ravenna.

"Esta y muchas otras preguntas no tienen más que una respuesta: no. Por eso, para quien las necesita, decimos sí a las dietas, sin medicación, sin yuyos y sin mentiras. Sí al control alimentario. Sí al dominio de la conducta. Sí a la medida y a la distancia. No a los mensajes extraños. La gente reclama coherencia. Sesenta por ciento de gordos en el mundo quieren tener la esperanza de ser tratados como seres inteligentes. Sí a la moderación, al límite, a la medida, a la porción, a la salud. La pregunta de por qué fracasan las dietas o por qué fracasan los gordos debería ser reformulada con una más veraz: ¿por qué fracasamos los nutricionistas? Hagamos una severa autocrítica", planteaba el profesional.