Rápidamente, los argentinos aparecieron en el Obelisco, el centro porteño, los barrios de la ciudad y las principales plazas del interior del país cuando se concretó la goleada.

Pero no sólo se celebró aquí.

Los simpatizantes argentinos arribaron en gran número a la ciudad alemana de Gelsenkirchen para alentar al equipo de José Pekerman. La mayoría llegó en tren y como sucedió en Hamburgo, nuevamente hubo una invasión celeste y blanca. Unos 20.000 compatriotas alentaron desde las tribunas.

Claro que los serbios también se hicieron sentir, sobre todo en los tranvías de la ciudad, que es diferente a las demás de Alemania, en especial por el tránsito, dado que el parque automotor es demasiado para la "coqueta" Gelserkinchen.

Desde distintos puntos de Alemania los argentinos se trasladaron hacia Gelsenkirchen, todos con sus camisetas celestes y blancas y los sueños a cuestas. Miles de argentinos merodearon desde temprano las adyacencias del Arena Aufschalke de Gelsenkirchen y una hora y media antes del comienzo del partido quedó ratificado que el respaldo de los compatriotas va a ser amplísimo para el equipo de José Pekerman.

Eufóricos y con la ansiedad propia que genera los grandes juegos, la multitud vestida de albiceleste se acercó al majestuoso escenario dispuesto a colmar gran parte del mismo para presenciar el segundo compromiso del seleccionado de la AFA en el Grupo C del Mundial de Alemania.

Luciendo remeras, gorros y banderas alusivas y entonando el clásico "vamos vamos, Argentina...!!!" los fanáticos pugnaron por ingresar a las gradas y brindarle una vez más su ruidoso aliento al seleccionado.