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23 de abril de 2024
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¿Qué cuesta más: un kilo de lomo o un kilo de Audi?
Un economista español aseguró que la carne vale más. Fue para avalar su apreciación sobre América Latina que, dijo, tiene el panorama más prometedor de los últimos 30 años
3 de julio de 2007
José Juan Ruiz, economista jefe para América latina del Banco Santander, encontró una manera simple y efectiva para ejemplificar su postura.

Según el banquero, la economía latinoamericana tiene por delante el mejor panorama de los últimos 30 años.

Y lo justificó demostrando que por primera vez en muchos años la teoría de Prebisch (materias primas baratas y tecnología cara) es al revés.

Actualmente, en Europa un kilo de lomo argentino cuesta 23,95 euros y uno de Audi A4 20 euros (este automóvil se vende en Europa a 29.000 euros).

De esta forma, Ruiz fundamentó parte de la confianza del optimismo que tienen sobre la evolución económica y política en los próximos años.

Según Ruiz, un conocedor profundo de la economía latinoamericana, que en una de sus visitas a la Argentina después de la crisis del 2001 se reunió con dirigentes piqueteros en el intento de conocer mejor la situación, la región tiene delante el mejor panorama de los últimos 30 años.

La tasa de crecimiento desde 2003 superó al ritmo de los anteriores 30 años y eso se produjo con, por lo menos, dos comportamientos destacables: una inflación promedio por debajo del 6 por ciento y sin tener que recurrir al financiamiento externo.

El tercer elemento que destacó fue una tendencia a la baja de la pobreza que, más allá de vaivenes, se registra desde hace 17 años.

En ese contexto la Argentina se destacó en los últimos cuatro años por crecer más que el resto pero, también por una inflación muy superior a la de los otros países.

Y ese resultado podría incluso repetirse.

Según Ruiz, de unos 50 años, muy convincente y con aspecto de profesor universitario, por primera vez, América latina tiene posibilidades de financiar un crecimiento del 5 por ciento y no hay nubarrones a la vista.

Al fundamentar su optimismo, repasó la solidez fiscal y el hecho de que la deuda externa ya no es problema.

"Hoy en la región impactan más las cuestiones comerciales que si la Reserva Federal de los EE.UU. mueve o deja de mover la tasa de interés", agregó con un detalle de lo que aparece como una nueva etapa económica en el cual el dinero del comercio pesa más que el financiero.

A la hora de las preguntas llegó la inevitable: ¿y qué pasa si los precios de las materias primas vuelven a los niveles de 1982, o China e India cortan las compras de alimentos?

"En ese improbable caso, dijo Ruiz, estaría más preocupado por la economía mundial" y le restó importancia a un escenario dramático, aun cuando Estados Unidos profundice su camino hacia la eliminación de un déficit fiscal que en los últimos años contribuyó a hacer más fluido el comercio mundial.

Como riesgos destacó el de la apreciación cambiaria, una historia que la Argentina conoce a la perfección: fuerte entrada de capitales que bajan el precio del dólar (hoy el caso ícono podría ser Brasil).

Y mencionó que en la región existe cierto miedo a la flotación cambiaria.

Desde ya que no lo dijo, pero los argentinos conocen a la perfección que un dólar fijo, a la vez, contribuye a aquietar los precios de los alimentos y eso pone algún bálsamo sobre los golpeados bolsillos de los más pobres.

Tal vez por eso, Ruiz dijo que no hay una solución única y cada país deberá encontrar su camino.

Para finalizar, rescató la situación política al haber 13 elecciones presidenciales normales en las cuales el 83 por ciento de la población les renovó el mandato de sus gobernantes.

Después, el economista refrescó un mensaje de su jefe Francisco Luzón: "En Latinoamérica el fracaso tiene un enorme prestigio intelectual. Cambiar ese estado de ánimo posiblemente sea la más importante de las reformas". Rotundo.