25 de abril de 2024
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Comenzó juicio a Von Wernich, que se negó a declarar
Con un fuerte dispositivo de seguridad, en La Plata, el ex capellán de la policía empezó a ser juzgado por crímenes durante la dictadura. Madres y Abuelas presentes
5 de julio de 2007
En tanto, la querella pidió hoy ampliar la acusación contra el sacerdote por genocidio y traición a la patria, aunque el pedido fue desestimado por el Tribunal.
Von Wernich llegó a juicio bajo sospecha de haber tenido participación secundaria en 7 homicidios, 42 privaciones ilegítimas de la libertad y 31 casos de torturas.
"No voy a declarar ni a aceptar preguntas", contestó Von Wernich cuando el Tribunal Oral Federal 1 De La Plata -integrado por Carlos Rosanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo- le preguntó si aceptaba o no la indagatoria.
El sacerdote se limitó a responder las preguntas de rigor sobre su situación personal.
"Mi profesión es la de sacerdote de la Iglesia Católica, Apóstolica y Romana, en la diócesis de Nueve de Julio", aseguró.
También respondió que hasta ser detenido, hace cuatro años vivía del aporte que le hacía la Iglesia, pero su ingreso es sólo 250 pesos de una jubliación de la Anses que tiene como profesor.
El imputado dijo que vivió en Chile entre 1997 y el 2003, pero que ese último año vino a la Argentina y quedó detenido.
Luego volvió a colocarse detrás del blindex de seguridad y junto a sus abogados defensores Martín Cerolini y Marcelo Peña, escuchó, inmutable, por cerca de dos horas la lectura de la elevación a juicio con el detalle de los delitos que se le imputan y las pruebas y testimonios que los avalan.
El cura sólo esbozó una sonrisa al contestar que es soltero, cuando el presidente del Tribunal le preguntó su estado civil.
Von Wernich tuvo una "conspicua intervención en el denominado ´Circuito Camps´ de centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas desplegado desde las estructuras estatales durante la época de la dictadura militar", se aseguró en la acusación.
En la elevación a juicio también se aseguró que el ex capellán era asiduo concurrente de algunos centros clandestinos del citado circuito, que "accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas, mantenía contacto directo con ellas e imponía tormentos principalmente psicológicos y morales a los prisioneros".
Esas conductas "conjugadas con las condiciones torturantes de detención y los padecimientos físicos, terminaban por constituir un cuadro decididamente horroroso", se destacó en la acusación de primera instancia.