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26 de abril de 2024
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Lula baja el tono con Venezuela
El presidente de Brasil dijo que "nadie puede hacer que discuta con Chávez, es mi amigo". El venezolano amagó con retirar su ingreso al bloque. Kirchner habría mediado
6 de julio de 2007
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reconoció que existen problemas entre Brasila y Caracas, pero buscó poner paños fríos al conflicto: "Nadie puede hacer que discuta con el presidente (Hugo) Chávez, que es mi amigo".

En declaraciones a la televisión France 24 que se emiten hoy, Lula puso fin así la polémica por las declaraciones del mandatario venezolano, que calificó al Senado brasileño de "loros de Washington" por sus críticas a la controvertida decisión del gobierno venezolano de retirar la licencia de emisión al canal privado de televisión RTCV.

Chávez amenazó retirar la solicitud de ingreso al Mercosur si el Parlamento de Brasil no aprobaba su adhesión en un plazo de tres meses. Lula recordó en la entrevista que Venezuela todavía no forma parte del bloque, por lo que no puede abandonarlo, y recordó que el Parlamento de su país es el mismo que lo defendió cuando ocurrió el golpe de Estado.

"Es una de las contradicciones de la política. Es con las que hay que aprender a vivir, de lo contrario nos estaríamos peleando todo el tiempo", dijo.

Si bien Chávez argumenta que Paraguay y sobre todo Brasil están obstaculizando el ingreso venezolano, el problema de fondo es la protección arancelaria, que perjudica a Caracas. Así lo dio a entender ayer el vicepresidente venezolano, Jorge Rodríguez.

Las declaraciones de Lula ocurren tras firmar un acuerdo estratégico con la Unión Europea que posiciona a Brasil como el futuro gran proveedor de biocombustibles para los europeos. "Tenemos el deber y la responsabilidad de construir un mundo más justo, un mundo menos contaminado", dijo Lula al canal de noticias France 24.

"Además de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, creará oportunidades de empleo en los países más pobres", señaló.

Ante las críticas a su apuesta por el biocombustible, que según sectores podría llevar a la desertificación de algunas regiones, el mandatario destacó que en Brasil hay 440 millones de hectáreas de tierras cultivables, y sólo un uno por ciento lo ocupan los cultivos de caña de azúcar, con la que el país elabora el carburante. "Disponemos de un espacio extraordinario", se defendió.

También rechazó los argumentos del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien le acusa de comprometerse en un combate a favor del biocombustible y privilegiar a los ricos en lugar de dar de comer a los pobres. "Hay una inmensidad de territorios donde no se cultiva nada. Ni biocombustible, ni alimentos", declaró Lula.

"El problema de la alimentación en el mundo no es la falta de alimentos, sino el poder adquisitivo", agregó.