Los más de 20.000 hinchas que acompañaron al equipo argentino en el estadio de Leipzig no pararon de alentar.

Durante los noventa minutos que duró el partido y en el tiempo suplementario, los argentinos no dejaron de cantar y gritar por la selección.

Con banderas, sombreros, camisetas y los rostros pintados de celeste y blanco, los argentinos fueron un espectáculo aparte en el estadio.

En un número menor que los mexicanos, pero con mucho más fervor, los argentinos primero se hicieron sentir en la terminal de trenes, de Leipzig, una de las más grandes de Europa, luego en el centro de la ciudad y después en el estadio.

Y también Maradona fue un hincha más. Diego gritó desde una de las plateas del estadio junto a su hija mayor Dalma Nerea.

En el entretiempo del partido, saludó en el palco a Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y a Franz Beckenbauer, presidente del Comité Organizador Alemania 2006.

Maradona, como siempre vestido con la camisa de Argentina, siguió intensamente el partido acompañado de sus familiares y unos amigos.

Por una entrada. Los revendedores, ubicados estratégicamente en la estación central de trenes y en los alrededores del Zentralstadion, llegaron a pedir hasta 1500 euros.