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Se acumulan cadáveres sin enterrar en plazas de Perú
Ya hay más de 550 muertos por el terremoto que devastó varias ciudades del país. La ayuda humanitaria tarda en llegar por rutas destruidas
17 de agosto de 2007
La situación en Perú tras el gran sismo que azotó al país se agrava por el desabastecimiento de agua y alimentos, mientras la ayuda empieza a llegar a la zona de desastre y los cadáveres se acumulan en los cementerios.

El presidente peruano, Alan García, garantizó hoy agua y comida para los más de 80.000 damnificados por el sismo de ocho grados en la escala de Richter que el miércoles causó más de 550 muertos y 1.500 heridos en las ciudades de Pisco, Ica y Chincha, todas al sur de Lima.

Nadie morirá de sed ni de hambre, eso lo garantizamos, afirmó el gobernante en una rueda de prensa en Pisco, donde se instaló el jueves para observar de cerca las operaciones de rescate y ayuda.

García, que se mostró confiado en que la situación se restablezca en diez días, reveló que ya se ha repartido más de 80 toneladas de alimentos, víveres y medicinas.

El presidente hizo estas declaraciones poco antes de una reunión que mantuvieron en Lima miembros de su gobierno con los donantes internacionales, en la que se plasmó la urgente necesidad de agua potable, alimentos y medicinas.

No nos damos abasto para llevar agua, por la magnitud de los daños, alertó el jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), Luis Felipe Palomino, quien urgió la instalación de plantas potabilizadoras.

Palomino también consideró fundamental el envío de alimentos y medicinas, sobre todo vacunas antitetánicas, antibióticos y analgésicos, así como la instalación de hospitales de campaña, clínicas móviles y personal médico.

Carpas, herramientas para retirar escombros, mantas o frazadas, camas y ataúdes son los otros requerimientos del gobierno en una zona donde, según Palomino, más de 30.000 viviendas han sido destruidas y son inhabitables".

El presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, que presidió el encuentro con representantes de la cooperación internacional, la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), informó que en las próximas horas llegarán a Lima doce aviones con ayuda.

Más de 400 heridos han sido trasladados a Lima desde Pisco, mientras se distribuían hoy 300 ataúdes para enterrar a los fallecidos agolpados en el principal cementerio de esta ciudad.

Pero las buenas intenciones del gobierno y la comunidad internacional se topan con la falta de vehículos de gran tamaño en Pisco, lo que complica la distribución de ayuda a sus 130.000 habitantes, aún sin agua corriente y fluido eléctrico.

La situación en esta ciudad es caótica, tal y como pudo comprobar Efe, ya que la ayuda se amontona en los hangares del aeropuerto.

Miembros de la Cruz Roja Colombiana, que llegaron el jueves a Pisco, se lamentaron de la falta de camiones y de los problemas de distribución, pues sus equipos de rescate y purificadores de agua siguen almacenados.

Aún queda gente bajo los escombros y nuestros equipos siguen aquí a la espera de que un camión llegue para trasladarlos a la ciudad, dijo uno de estos socorristas a Efe.

El pequeño aeropuerto de Pisco se ha convertido en el centro neurálgico de la llegada de ayuda a la ciudad, que cuenta con cinco campamentos de distribución pero donde las protestas se suceden por la largas colas.

Las autoridades están empleando todo tipo de transporte, desde pequeñas camionetas hasta camiones de basura, dado que -según los cooperantes- sólo hay un camión de gran tamaño en la ciudad.

En esta segunda jornada de búsqueda y rescate de sobrevivientes y cadáveres, la gran mayoría de la población se ha refugiado en los arenales que rodean la ciudad, lejos del mar, por temor a los recurrentes temblores.

En menos de 48 horas se han sentido en Perú al menos 368 réplicas del gran terremoto del miércoles, la más reciente de las cuales se produjo hoy, con una magnitud de 5,5 grados en la escala abierta de Richter, informó el Instituto Geofísico de Perú.