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26 de abril de 2024
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La creación de la nueva zona roja generó polémica
La rechazan de plano los travestis pero tampoco cayó bien entre sus "clientes". El gobierno porteño busca ordenar la oferta de sexo ante las quejas de los vecinos
29 de agosto de 2007
El gobierno porteño resolvió la creación de una “zona roja” de oferta y demanda de sexo detrás del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Palermo.

El Ejecutivo de la Ciudad anunció la colocación de agentes de seguridad, baños químicos e iluminación en la zona del Parque Tres de Febrero que está junto a las vías del ferrocarril.

De esta forma, y por primera vez en Buenos Aires, el Estado se comprometió a proporcionar “infraestructura y condiciones de seguridad” para favorecer en esa zona determinada el desarrollo de la prostitución.

El anuncio fue materializado por el ministro de Medio Ambiente porteño, Juan Manuel Velasco, y tiene como objetivo que los travestis no concurran más al Rosedal, como lo hacen cada noche desde principios de 2005, cuando el nuevo Código Contravencional prohibió que la actividad se desarrolle en un radio de 200 metros de viviendas, escuelas o templos.

Esto motivó la negativa de los habituales concurrentes a dicha zona (gente que sale a practicar deportes, taxistas que paran para comer o merendar o bien para descansar, los propietarios de algunos locales comerciales de la zona, etc) y también la de los propios travestis que se niegan a ir a dicha zona.

En una de sus cláusulas transitorias, el Código invita al Poder Ejecutivo a designar las “zonas rojas”, espacios públicos donde la prostitución pueda ejercerse libremente, algo que hasta el momento no se había hecho.

Mientras tanto, Velasco continuaba negociando con Claudia Pía Baudracco, líder de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA), la cantidad de baños químicos que se colocarán en el lugar y otros detalles del acuerdo.

Sin embargo, la Asociación de Travestis no coincidió con la propuesta oficial y anunció que “de ninguna manera” la aceptará.

“Nosotras no vemos a la prostitución como un trabajo. Existe porque el Estado quiere que exista”, destacó Loana Berkins, integrante de la Asociación.

En declaraciones a Radio 10, la militante de la Asociación de Travestis Argentina remarcó que no permitirán que se cree un espacio específico para la actividad sexual.

Al respecto, Berkins consideró que, con eso, “el Estado condena a los travestis a la prostitución”.