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28 de marzo de 2024
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Más de 300 científicos volvieron a trabajar en la Argentina
Fue a través del programa Raíces, mediante el cual la Secretaría de Ciencia y Técnica financia el costo del pasaje para quien decide regresar a trabajar al país
9 de septiembre de 2007
Un grupo de científicos repatriados a través del programa Raíces, que financia el costo del pasaje para quien decide regresar a investigar al país, desarrolla su labor de investigación en la Argentina y trabaja por la reinserción en un área históricamente sensible a las fluctuaciones de las políticas presupuestarias.

Unos 7.000 científicos e investigadores argentinos trabajan en el exterior y al menos 310 regresaron desde 2003 ayudados por el programa Raíces -Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior-, que depende de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SeCyT) de la Nación.

Alejandro Wolosiuk es químico y volvió a la Argentina hace poco más de un año para integrarse como investigador del Conicet al área de nanotecnología de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

"Me fui en noviembre de 2002, en plena `debacle’, para hacer una estadía postdoctoral en el estado de Illinois (Estados Unidos), con la idea de volver al país pero con mucha incertidumbre" de que el retorno fuera posible, dijo Wolosiuk.

El joven investigador estudia materiales nanoestructurados, como nanopartículas y coloides, para usarlos como catalizadores o sistemas químicos integrados, y estuvo incorporado a un equipo que buscaba desarrollar materiales resistentes financiado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos.

"Me enteré que Raíces facilitaba una parte del regreso apoyando económicamente con el pasaje y tomé contacto en 2004 con la carrera de investigador en el exterior, porque para volver hay que ser aceptado por un lugar de trabajo" en la Argentina, contó Wolosiuk.

El regreso de Wolosiuk se produjo en abril de 2006 y en la actualidad investiga cómo encapsular sistemas químicos integrados para actuar como sondas o sensores en sistemas biológicos, además del comportamiento de la materia en las pequeñas escalas
nanométricas (un nanómetro equivale a una milmillonésima parte del metro).

A Wolosiuk le resultó "enriquecedor" vivir una experiencia de trabajo afuera y considera que el programa Raíces "permite volver pero no necesariamente da un lugar de trabajo ni dinero para iniciar un programa de investigación".

Algo similar considera Gabriel Puccini, a la espera de comenzar su labor de investigación en la UTN de Rafaela mientras ejerce su trabajo en la docencia.

"Me parece fantástico un programa como Raíces, que me pagó el billete de regreso, pero un plan de repatriación debería incluir un proyecto más amplio, como un contrato de investigación por cinco años o la instalación de un laboratorio" para el investigador, opinó Puccini.

Puccini gestiona un "cargo de dedicación exclusiva" que le permita hacer investigación, tras una estadía de siete años primero en Italia y luego en el Instituto de Neurociencia de Alicante, España, donde se desarrolló en la disciplina de neurociencia computacional, haciendo modelos de un microcircuito cerebral para explicar procesos como la atención o la memoria.

"Terminé mi doctorado en Física en la Universidad Nacional de La Plata y obtuve una beca como físico teórico en Italia", relató Puccini.

Tiempo después nació su primer hijo y quiso que se criara en la Argentina, rodeado de familia, razón por la que a finales de 2006 regresó con "dos metros cúbicos de libros" que le costaron duros trámites aduaneros.

"Sacrifico un poco mi carrera pero elijo estar aquí, a donde vengo con ansias de formar un grupo de investigación en Rafaela, aunque si tarda más de un año en concretarse, supongo que me volveré a ir para seguir investigando".

Puccini libra ahora una batalla por lograr su dedicación exclusiva y considera que, además de programas como Raíces, debiera resolverse "integralmente" el rol del investigador en las provincias, porque "el interior debe fortalecerse".

Por su parte, Federico Balaguer se desempeña actualmente como director de un grupo de investigación en ingeniería de software para juegos y entretenimientos de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), tras regresar al país con el programa Raíces.

"Nos fuimos con mi esposa en 1998 a la Universidad de Illinois y volvimos en mayo del año pasado porque tenemos dos hijos nacidos en Estados Unidos que crecían lejos de la familia y viendo que el mercado volvía a ofrecer oportunidades" de trabajo en Argentina, contó Balaguer.

Junto a su esposa, actualmente investigadora del Conicet y docente universitaria, se integró a un equipo de la facultad Urbain-Champiagn de la Universidad de Illinois, considerada una de las más importantes en Estados Unidos.

De su experiencia en el exterior, Balaguer rescata "la previsibilidad de los proyectos y la responsabilidad de la gente" y trata de impregnar de esas características a su grupo de investigación de innovaciones tecnológicas en el área del juego y el entretenimiento en la web; pero ahora como local, en la ciudad de La Plata.