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26 de abril de 2024
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Con medida y equilibrio, los dulces no hacen daño
Así lo afirmó un grupo de nutricionistas de distintos países. Su postura se basa en no prohibirlos y en apoyar la necesidad de saber administrarlos con equilibrio
15 de septiembre de 2007
En la sede de la Asociación Médica Argentina, un grupo de nutricionistas de distintos países protagonizó la presentación de la Declaración del Consenso Científico sobre los Dulces y los Endulzantes. Una postura que se basa en no prohibirlos y que apoya la necesidad de saber administrarlos.

Pero cuidado. Que los científicos se hayan puesto de acuerdo en no prohibirlos no quiere decir que se los pueda incorporar sin límites. Al contrario, los especialistas recomiendan que la gente haga un esfuerzo por equilibrar su consumo de azúcares, "que provienen en general de los alimentos ricos en carbohidratos, frutas y lácteos", puntualizan las nutricionistas Adelina Ordoñez y Pilar LLanos.

Una vez incorporados, el organismo los convierte en glucosa, una de las principales fuentes de energía para los procesos metabólicos que ocurren en el organismo.

Para tener una idea: si en un desayuno hay una croissant o una factura grande, convendría que el café o té, o la infusión que la acompañe, no tenga cucharaditas de azúcar porque esa factura también incorpora azúcares.

"Hoy desayuné un café negro sin azúcar y una factura", le comentó a Clarín Adam Drewnowski, profesor de epidemiología y medicina del Centro Público de Nutrición de la Universidad de Washington, en los Estados Unidos. Con ese simple ejemplo, el especialista graficó el concepto de "equilibrar".

En el consenso presentado -que se elaboró en Bruselas hace un año- se establecen algunos de estos puntos:

La aceptación de lo dulce es innata y universal. Lo dulce guía a los mamíferos recién nacidos hacia los alimentos y bebidas seguros y nutritivos, mientras que lo amargo señala, de algún modo, un potencial peligro.

Los humanos hemos buscado alimentos dulces, bebidas dulces y edulcorantes a través de la historia; el sabor dulce continúa siendo un factor primordial para la elección de los alimentos y bebidas e influye en grandes sectores de la vida cotidiana.

La glucosa es esencial para la vida porque es el combustible primario que el cuerpo quema en sus procesos metabólicos para generar energía para las células.

Una frecuencia elevada de consumo de azúcares y otros carbohidratos fementables, combinada con la falta de una apropiada higiene bucal, ha sido vinculada al aumento de riesgo de caries.