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18 de abril de 2024
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Liberaron al empresario Andreola tras pago del rescate
Estaba secuestrado desde el 29 de agosto y fue liberado a la madrugada sano y salvo luego de que la familia pagara el rescate de U$S 200 mil
24 de septiembre de 2007
Tal como le habían indicado los secuestradores, el domingo a la noche Pablo -amigo del empresario del transporte Franco Andreola (52)- estacionó su auto cerca de la terminal de trenes de Constitución. Entonces sonó su celular y llegó la siguiente orden: "tomá el tren eléctrico de las 20,56".

Pablo bajó del auto apretando el bolso con el rescate: 200.000 dólares ya empacados en una bolsa plástica blanca. Sacó el boleto y se sentó donde el negociador le había dicho,en el último vagón, del lado derecho.

El convoy salió rumbo al sur del conurbano y, justo cuando dejó atrás la estación Adrogué, a Pablo le volvió a sonar el celular. Nueva orden: tirar el bolso por la ventanilla del tren poco antes de llegar a Burzaco.

El rescate fue pagado pasadas las 21. Y, cerca de la 1,30 de la madrugada de ayer, Andreola fue liberado sobre la ruta provincial 4, cerca de Campana, 65 kilómetros al norte de la Capital Federal.

Durante tres días seguidos la banda había obligado a los Andreola a vivir simulacros de pago de rescate. Empezó el jueves.

Ese día Pablo debió subir con su auto a la autopista Buenos Aires-La Plata y manejar a 50 kilómetros por hora con las ventanillas bajas esperando instrucciones, que nunca llegaron.

El segundo "intento" fue el viernes: en un procedimiento casi calcado al que se haría el domingo, se guió a Pablo hasta Constitución y se le indicó qué tren tomar. Las instrucciones también quedaron incompletas.

El sábado fue todo aún más largo y cruel. En su auto Pablo recorrió durante varias horas caminos y autopistas de la zona Oeste del conurbano. Incluso llegó a esperar en una estación de servicio de Gaona y General Paz. Pero nunca le dijeron qué hacer.

Finalmente, el cuarto intento fue el que logró concretarse y Andreola volvió con su familia. Antes, le contó a la Policía un importante detalle del caso: terminó por confirmar que la banda se lo llevó secuestrado por error, que la víctima original del operativo era su colega Raúl Derudder, uno de los dueños de Flechabus.

A Andreola sus captores lo abandonaron con una manta para que se protegiera del frío, estaba con barba de varios días y desaliñado. En una carta leída ayer por su familia, se aseguró que los secuestradores lo trataron bien.

Al ser liberado, el empresario pidió ayuda en una sociedad de fomento, pero sin éxito. Luego intento detener a un camionero, que no paró y, finalmente, fue auxiliado por el remisero Claudio Puche. "Cuando me lo encontré me dijo que era Andreola. Lo vi bien, pero desorientado. No sabía dónde estaba. Le expliqué que estábamos cerca de Campana y después llamé a la Policía", dijo Puche a los periodistas.

Un patrullero de Los Cardales llevó al empresario hasta la seccional, donde fue atendido por un médico. Poco más de media hora después, llegaron a la comisaría policías de la División Antisecuestros de la Policía Federal.

Alrededor de las 5 de la madrugada, rodeado por algunos familiares, el empresario llegó a su casa en el "barrio inglés", en Caballito desde donde se hicieron todas las negociaciones.

Franco Andreola declaró anoche ante el juez federal Ariel Lijo. Confirmó que lo trataron muy bien. "Comía todo lo que quería y no lo maltrataban. Eso sí, no le permitieron bañarse", dijo a Clarín una fuente del caso.

Los secuestradores no lo deja ron ver televisión pero algunos días le llevaron el diario para que se entretuviera. Siempre estuvo cautivo en el mismo lugar.

Andreola fue secuestrado la noche del 29 de agosto por al menos siete hombres encapuchados y armados que sorprendieron a un grupo de empresarios del transporte que participaban de una cena en un quincho de la firma El Rápido San José, del grupo Flechabus, en Río Cuarto 1963 del barrio de Barracas.

Dos días después, la familia recibió la primera llamada extorsiva para exigir un rescate de medio millón de dólares. "Si no tienen la plata pídansela a Raúl Derudder", fue una de las frases del negociador lo que hizo pensar que Derudder era el verdadero objetivo de la banda.

Desde el principio la familia indicó su voluntad de evitar toda intervención policial y así pagar un rescate, aunque comenzó a negociar una reducción en lo que exigían los captores. Así el jueves último se llegó a la cifra final.

En los 25 días de cautiverio, la familia recibió dos pruebas de vida. Como hicieron para cobrar el rescate, a la hora de entregar los mensajes los secuestradores sometieron a la familia a simulacros para saber si se movían con custodia policial. Siempre actuaron como profesionales.