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26 de abril de 2024
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CHE: origen de la leyenda
Su figura creció hasta la categoría de ícono universal de las izquierdas y como un símbolo de rebeldía
8 de octubre de 2007
Cuando 40 años atrás el suboficial del Ejército boliviano Mario Terán cerró los ojos y disparó la ráfaga de su carabina M-2 que asesinó a Ernesto Che Guevara, lejos de matarlo, terminó por generar un mito que creció hasta la categoría de ícono universal de las izquierdas en general y en símbolo de la rebeldía.

Por esas paradojas de la vida, días atrás médicos cubanos operaron de cataratas a Terán, en un hospital de Santa Cruz de la Sierra, que -para completar el juego del destino- donó Cuba hace un tiempo.

"Anciano ya, Terán podrá volver a apreciar los colores del cielo y de la selva, disfrutar la sonrisa de sus nietos y presenciar partidos de fútbol. Pero seguramente jamás será capaz de ver la diferencia entre las ideas que lo llevaron a asesinar a un hombre a sangre fría y las de este hombre", fue la reflexión que publicó hace una semana "Granma", el órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).

Otra paradoja es que el Che -muerto el 9 de octubre de 1967- adquirió dimensión casi de santidad entre la gente de ese pueblo de La Higuera, que hace 40 años dio aviso a los militares de su ubicación.

"Una vieja mustia, desdentada y sin zapatos llegó hasta el subteniente Mario Huerta. 'Los barbudos se mueven en los matorrales', denuncia. A mediodía comienza la batalla final. Para las 17.00, un hombre herido se rinde: 'No disparen... soy el Che. Más valgo vivo que muerto'", relata el historiador boliviano Ricardo Sanjinés, según reseñó la agencia DPA.

El capitán Gary Prado Salmón fue el primero en informar de la captura del guerrillero.
"Hola Saturno. Tenemos a papá". El mensaje cifrado fu festejado en La Paz por los mandos militares, pero no alcanzaba con la detención.

Sin saber que de ese acto echaban a rodar el mito, lo querían muerto.

El comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general Alfredo Ovando Candia, el lunes 9 de octubre envió la temida orden: "Saluden a papá".

"'Usted ha venido a matarme (...) Póngase sereno, apunte bien', dijo el Che. Entonces di un paso atrás, hacia la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga", relató Terán.

La guerrilla del Che Guevara se desarrolló entre marzo y octubre de 1967 en el sureste boliviano, región que debería servir para expandir un foco guerrillero que permita la liberación de América Latina del llamado dominio capitalista.

Fracasó, pero paradójicamente su muerte y su ascenso a la categoría de mito dispararon reacciones en cadena en todo el continente y por eso mismo, al ver que la imagen recortada del retrato colectivo que tomó el fotógrafo cubano Alberto Korda se reproducía hasta el infinito, la decisión fue esconderlo durante los siguientes 30 años.

Para recordar los 40 años del asesinato, en la localidad boliviana de Vallegrande se desarrollará desde hoy y hasta el lunes el segundo Encuentro Mundial del Che Guevara, en el que varios movimientos sociales celebrarán mesas de reflexión, exposiciones fotográficas, muestras de cine y video y marchas para reafirmar "la lucha antiimperialista de América”.