Tres policías fueron hallados hoy asesinados en dependencias del Ministerio de Seguridad bonaerense, en la capital provincial, según informaron fuentes de la fuerza.

El hallazgo de los cadáveres se produjo en la Planta Transmisora de Comunicaciones del Ministerio de Seguridad, en la zona sur de La Plata, en un predio de las calles 7 y 630, en una zona semi rural.

Al lugar concurrió una importante cantidad de efectivos de la fuerza, mientras reinaba un gran hermetismo en torno al hecho.

De acuerdo con las primeras versiones, las víctimas son efectivos de la comisaría octava que custodiaban esa dependencia oficial ubicada en la zona de Barrio Aeropuerto.

Según trascendió, los efectivos policiales habrían sido acribillados a balazos.

También fue robado un móvil policial, que horas después apareció abandonado a unos 5 kilómetros del predio.

Los investigadores del caso intentaban determinar el móvil del triple asesinato, ya que en esa dependencia policial no habría nada para robar.

Por tal motivo, no se descartó que pudiera ser "un mensaje mafioso" para los gobiernos provincial y nacional.

Los policías fueron identificados oficialmente como el sargento Pedro Díaz y los oficiales Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Vatalaro.

Los voceros policiales consultados indicaron que los uniformados cumplían funciones en la comisaría Octava de La Plata.

Tras matar a los policías, los desconocidos se robaron una camioneta propiedad del estado provincial, patente CAS 031, que fue encontrada poco después en las calle 145 entre 45 y 46 de la localidad platense de San Carlos.

José Vatalaro, padre de una de las víctimas, expresó su sorpresa y desconsuelo por lo sucedido y aseguró que no encuentra "motivos" para el homicidio.

"Alejandro era un chico tan bueno. Nadie puede creerlo. No se metía con nadie. El estaba contento con su trabajo", puntualizó el hombre.

En declaraciones al canal C5N, Vatalaro explicó que su hijo le comentaba "todo" sobre su trabajo y reveló que en ese lugar "había cosas de valor".

"Esa dependencia está pegada a una villa. El no decía que los de la villa podían robar, pero sí nos dijo varias veces que había algunas cosas de valor", sostuvo.