La primera dama y candidata presidencial por el oficialismo, Cristina Fernández, encabeza la intención de voto para este domingo y podría convertirse en la primera jefa de Estado de la historia argentina, ya que la mayoría de los sondeos le otorgan la victoria en primera vuelta.

Pese al optimismo que reina en Casa de Gobierno, la senadora nacional se ha mostrado reticente a la hora de dialogar con la prensa y sólo se muestra en actos de campaña (muchos de ellos junto al Presidente), donde utiliza el púlpito para esbozar algunos lineamientos de la política que pretende para "seguir transformando al país".

Mientras tanto, la candidata de Coalición Cívica -Elisa Carrió- prepara un cierre de campaña en Capital Federal (en el pabellón de Costa Salguero) y aspira a colarse en la segunda vuelta captando la masa crítica de votos indecisos.

Para ello apeló al slogan "ya estamos para un país mejor" y volvió a hacer hincapié en la cuestión moral, tal como en sus anteriores campañas.

Coqueteó con Ricardo López Murphy, con quien comparte un pasado radical, pero no hubo consenso y el acuerdo quedó trunco.

No obstante, encuestas mediante, es la única candidata capaz de disputarle la presidencia a la primera dama. Pero sigue estando lejos.

De aquí en más hay un pelotón de candidatos, que pelean por convertirse en tercera fuerza.

Entre ellos se destacan los ex ministros de Economía, Roberto Lavagna y López Murphy, junto con el peronista disidente y actual gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, y el mandatario neuquino Jorge Sobisch.

Lavagna y López Murphy vieron en la inflación un tema a su medida, y hacia allí apuntaron sus cañones. Con dos campañas más que austeras, intentaron armarse de un respaldo firme.

Lavagna se colgó al aparato de la UCR y López Murphy intentó utilizar el trampolín que significó el gran triunfo de Mauricio Macri en la Capital, pero no logró sumar un apoyo unilateral.

Rodríguez Saá, en cambio, dijo y redijo que su intención es plasmar en todo el país el modelo que le dio buenos resultados en su provincia. Atacó la política exterior de Néstor Kirchner, fundamentalmente la relación con el líder caribeño Hugo Chávez, y mostró un programa simple con formas voluntaristas.

Finalmente, la fórmula Jorge Sobisch y Jorge Asís repartió críticas a la actual gestión, utilizó la crisis energética como su principal arma y proclamó estar "100% preparado" para liderar el país.

Estas son los lineamientos de la pobre campaña electoral que nunca logró sacar a los votantes de una abulia generalizada. Quizás haya sido una estrategia, como lo aseguran algunos candidatos, quizás no.

De cualquier modo, los argentinos vuelven a las urnas y en pocas horas se sabrá quien gobernará el país los próximos cuatro años.