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¿Cómo ayudar a tu familia a tener un peso saludable?
5 de agosto de 2010
Seleccionar bien los alimentos y mantenerse físicamente activos son las principales claves para prevenir el sobrepeso. Tips para ponerlo en práctica.

Adrián Jaime, Director de Dr. Adrián Jaime Medical Center Dermoestética & Antiaging, destacó que "la obesidad es una epidemia creciente en el país y el mundo".

¿Qué podemos hacer como padres de familia para mantener nuestro peso y de nuestros hijos en niveles saludables? ¿Cómo crear conciencia en los más chicos acerca de la importancia de prevenir el sobrepeso?.

"Los dos mejores caminos para lograrlo son saber seleccionar los alimentos y ser físicamente activos. Los padres son quienes marcan una impronta en lo que pueden pensar o hacer los niños. Ellos los respetan y los admiran como modelo. Si comés alimentos sanos y hacés una vida activa estarás abriendo la posibilidad de ayudar a tus hijos a que sepan elegir y tomar buenas decisiones", explicó Jaime.

El especialista comentó que "optar por lo más saludable e introducir cambios es siempre más sencillo si se hacés en grupo que solo" por lo que recomendó "crear hábitos familiares de alimentación adecuada y actividad física hace que sea más fácil para todos mantenerse en un peso saludable".

"Por ejemplo, planificar momentos del día que incluyan alguna actividad física en familia hace que todos potencien el apoyo y la motivación para moverse o hacer deporte. Colocar una fuente con frutas en la cocina, no comprar gaseosas y acordar comer papas fritas sólo en cumpleaños puede cambiar las costumbres de cada uno de quienes viven en la casa".

Las mejores estrategias prácticas
* Vos tenés realmente más control de lo que creés tener. Podés apagar la televisión y el videojuego. Podés bajar del colectivo una parada antes y caminar unas cuadras, sobre todo cuando vas con tus niños. Podés servir más verduras a la hora de la cena familiar. Echá mano a tu convicción y decisión: eso hará que no dejes brechas por donde puedan colarse las quejas o negativas, y que tus hijos perciban la importancia de la cuestión.
* Pensá en los beneficios inmediatos. Si reducir el riesgo futuro de enfermedades del corazón no te parece una idea demasiado fuerte, pensá en los beneficios que puede tener ya mismo. No te sentirás tan pesado si comes sólo una porción pequeña de postre, o tal vez surja una conversación enriquecedora con tu hijo adolescente si salen juntos a caminar. Podés divertirte un buen rato con tu hija pequeña si preparan una ensalada de frutas de muchos colores, y podrán disfrutarla cuando la coman. O podés tener un momento placentero si ponés música y bailás con tu pareja en el living de casa.
* De a poco, hacé cambios pequeños y sencillos. Si proponés que toda la familia salga junta a correr todos los días, probablemente recibas caras largas y no obtengas quorum. En cambio, sí podrían caminar juntos dos veces por semana, en un horario convenido previamente. O comer una tarta de frutillas en vez de una torta de chocolate.
* Probá diversas estrategias. Nadie notará si tu lasagna tiene mozzarella semi descremada o común, y ese pequeño cambio reduce notoriamente las grasas y las calorías del plato. Combiná estrategias "invisibles", como ésta, con otras que impliquen el compromiso activo de todos los miembros de la familia. Incluí a los niños cuando vayas a comprar y cuando prepares estas comidas saludables. Conversá acerca del tema. Mostrale a tu hijo cuán pequeña puede ser la gota de aceite con la que lubrica una asadera; enseñale a colocar un mínimo de azúcar a la leche o a tomarla sin azúcar. Hacelo naturalmente, sin que "suene a sermón". Acostumbrá a tus hijos a ir caminando juntos a la escuela, a salir aunque llueva (¡usar botas y paraguas puede ser todo un programa!) y a usar las bicicletas y los patines a menudo (mantenelas siempre a punto, para que no haya excusas).

"Mientras tus hijos son pequeños tenés la mejor oportunidad de sentar las bases del estilo de vida familiar. Podés influir para que la familia sea deportista o no, para que sienta que los dulces son imprescindibles o no. Tus niños no reclamarán gaseosas a diario en la heladera si no fue un hábito incorporado por los padres. Cuando crecen y comienzan a formar sus propios criterios, la clave es conversar y hacer acuerdos.
Comenzá a ayudar y ayudarte en familia, juntos. Vale la pena", sentenció el especialista.