Durante el 2006 crecieron las aplicaciones de Botox - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
26 de abril de 2024
Seguinos en
Durante el 2006 crecieron las aplicaciones de Botox
1 de febrero de 2007
En Argentina durante el 2006 las aplicaciones de la toxina botulínica (Botox) aumentaron un 40% con respecto al año anterior, tanto para su uso estético como terapéutico. Este crecimiento se refleja en su alto perfil de seguridad y efectividad, rejuveneciendo los rostros de las mujeres y mejorando la calidad de vida de las personas.

“En el área estética, Botox sigue siendo la primera opción de elección de mujeres y hombres que buscan deshacerse de las arrugas, suavizando las líneas de expresión y manteniendo la expresión natural del rostro”, coinciden las doctoras Mónica Milito y Claudia Albanese, ambas expertas en la aplicación del producto.

En el campo de las aplicaciones terapéuticas, Botox se continúa posicionando como el tratamiento de elección para una serie de patologías que comprometen grupos musculares (como distonías y espasticidad), con el objetivo de relajar dichos músculos y favorecer la movilidad, la rehabilitación y, en definitiva, la calidad de vida de las personas.

¿Qué beneficios reales tiene para el tratamiento de las arrugas?
Se aplica en las zonas de patas de gallo, entrecejo y frente, como así también para las líneas que aparecen en cuello para mejorar el aspecto y lucir un buen escote. “Botox también se aplica para modelar las cejas caídas, con resultados estupendos porque hace la mirada mucho más interesante”, explica Albanese, Miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.

El tratamiento con Botox siempre se realiza a través de microinyecciones con el objetivo de relajar el músculo. Se aplica de manera indolora, la sesión sólo dura unos minutos y una vez aplicado, permite obtener resultados visibles dentro de las 48 a 72 horas, brindando al rostro una apariencia más descansada, rejuvenecida y agradable, efecto que se prolonga por un período aproximado de 3 a 6 meses. La persona puede retomar sus actividades diarias sin problemas.

La experiencia en el uso de esta toxina da como resultado el descubrimiento de nuevas aplicaciones. Es el caso de las de arrugas peribucales, surco naso geniano, mentón endurecido, aplicaciones que tienen como objetivo relajar los músculos de esta zona que con el paso del tiempo comienzan a desdibujar el ovalo facial. Otra novedosa técnica, es en la nariz para levantar levemente la punta y darle un mejor aspecto. Todos estos nuevos usos del Botox son muy sofisticados por lo que requieren de un buen entrenamiento por parte del medico que lo va a aplicar.

Uno de los mitos más comunes es el de las caras asustadas y duras. El mecanismo de acción del tratamiento Botox se basa en la relajación del músculo que produce la arruga, sin quitar la expresión del rostro. “La clave del éxito del tratamiento radica en la individualización de la dosis aplicada: antes de la aplicación se analizan las facciones, ya que cada rostro es único y nunca debemos perder eso”, explica Albanese.

La consulta con un médico capacitado en la técnica de aplicación es muy importante al momento de aplicarse esta toxina, ya que el médico entrenado es quien realmente podrá calcular la dosis perfecta y determinar los puntos de aplicación ideales para tu expresión.

Rol de Botox a nivel terapéutico:
Esta toxina es clave en el tratamiento de patologías que afectan grupos musculares y que se caracterizan por la contracción muscular, dificultades en la movilidad y funciones naturales. Algunas de las patologías que se tratan con Botox son: distonías, blefaroespamo, distonía cervical, espasmo hemifacial, estrabismo, espasticidad, y secuelas de parálisis cerebral infantil.

La aplicación de Botox se realiza inyectando el producto directamente sobre el grupo de músculos comprometido, permitiendo relajarlos, facilitando la tarea de rehabilitación, disminuyendo la rigidez y la contractura muscular dinámica, mejorando las funciones motoras, el equilibrio, la estabilidad y, en definitiva, la calidad de vida de los pacientes.