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Por Leonardo Coscia
Insuficiencia cardíaca: un mal frecuente
19 de septiembre de 2006
La insuficiencia cardíaca (IC) es una enfermedad frecuente, muchas veces con un diagnóstico pobre o ausente y con un importante riesgo para la salud, si no se siguen los controles necesarios. En la actualidad, se calcula que medio millón de argentinos padece algún grado de este mal, según datos provistos por la Sociedad Argentina de Cardiología.

Esta patología es una enfermedad muy frecuente ya que 15 millones de personas la padecen en el mundo y 2 a 4 millones en América. En Argentina se calculan unos 500 mil pacientes con IC. Esta afección, a pesar de los avances científicos, en especial del área cardiológica, continúa siendo una causa muy frecuente de internaciones recurrentes (más de 600 mil por año). Es aún una entidad de elevada mortalidad anual en sus estadíos avanzados ( 5 a 10 por ciento en los pacientes con insuficiencia cardíaca leve y 30 a 40 por ciento en los que padecen síntomas severos). La frecuencia de reinternaciones es del 47 por ciento a los noventa días del alta hospitalaria y las mismas se relacionan principalmente con las transgresiones en la dieta y el no cumplimiento del tratamiento farmacológico indicado.

“La insuficiencia cardíaca es la incapacidad del corazón de distribuir con propiedad la sangre a todo el organismo para garantizar la llegada del oxígeno (transportado por la sangre) a todos los órganos que constituyen el cuerpo humano (pulmones, hígado, cerebro, riñones, tubo digestivo, etc.) Como consecuencia de ello se produce acumulación inapropiada de líquido en los pulmones, hígado, abdomen, miembros inferiores e incluso en la pared del intestino. Ello genera un estado de astenia (falta de fuerza) y fatigabilidad muy marcada”, explica María Claudia Bruno, cardióloga residente de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.

Entre los síntomas que caracterizan a esta afección, se destacan la falta de aire (Disnea), fundamentalmente en el ejercicio o por la noche muchas veces acompañada de tos; la retención de líquido en las piernas y en el abdomen (edemas de miembros inferiores), mientras que es frecuente tener que correr el orificio de la hebilla del cinturón por aumento del diámetro abdominal.

Además, también es frecuente sufrir dolor en la zona del hígado (por aumento del tamaño del órgano); cansancio (Fatigabilidad/astenia); pérdida de apetito e incluso de peso en los estadíos avanzados de la enfermedad o incremento del mismo en plazos cortos (1 a 2 kg en 24 a 48 horas) en los pacientes con manifiesta retención de líquido.

Los pacientes con insuficiencia cardíaca suelen tener un número considerable de enfermedades que la acompañan. Entre ellas, las más frecuentes y que tienen que ver con su desarrollo son: hipertensión, diabetes, enfermedad arterial coronaria, insuficiencia renal, trastornos relacionados con el colesterol, etc. Como consecuencia de ello estos pacientes consumen diariamente un número muy importante de medicamentos (4-6 promedio) que dificultan la adherencia del paciente al tratamiento.

“Las infecciones respiratorias cumplen un rol fundamental en el invierno como causa descompensante en esta patología y lo hacen fundamentalmente en la población anciana o inmunocomprometida. Este es el motivo por el cual los planes de vacunación contra la gripe juegan un rol crucial en el tratamiento integral de esta patología”, advierte Bruno.

A pesar de su elevada frecuencia y alta morbi–mortalidad, la insuficiencia cardíaca es una enfermedad en la que el seguimiento médico cuidadoso, el compromiso del paciente y planes de educación en el reconocimiento de los síntomas, signos de alarma y cuidados higiénico/dietéticos, mejoran notablemente la calidad y expectativa de vida de los pacientes.

“El tratamiento de la insuficiencia cardíaca es mucho más que la toma diaria de los medicamentos prescriptos por los médicos, sin dejar de ser éste, un aspecto terapéutico fundamental”, afirma la especialista.

Consejos y cuidados necesarios

• Peso diario en ayunas, con la misma ropa y en la misma balanza con el consecuente reporte en caso de que se haya evidenciado un incremento de peso mayor a 1.5 kg . en 24 a 48 horas, que se traduce en el inicio de la retención de líquido.

• Cumplimiento estricto de una alimentación sin sal que implica eliminar por completo de la dieta base todos los productos que tengan sodio en su elaboración. Embutidos, fiambres, facturas, pan, enlatados, productos de copetín, pizza, empanadas, quesos duros, etc. Concentrar la alimentación en platos de elaboración casera y productos sin sal. Las sales con bajo contenido de sodio pueden utilizarse con moderación y bajo consejo médico.

• Ejercicio físico aeróbico sistemático, fundamentalmente caminatas (en circuitos para que el ejercicio no sea interrumpido por cruces o semáforos), siempre bajo consejo médico, lejos de las comidas, evitando las bajas temperaturas y planos inclinados.

• Programas de educación para el paciente y su familia, donde se los instruya sobre el reconocimiento y reporte de signos y síntomas de descompensación, sobre la importancia del peso diario, sobre los planes de vacunación para la prevención de las infecciones respiratorias, sobre la dieta hiposódica y las consecuencias que pueden acarrear las transgresiones dietéticas. Planes de actividad física, el cuidado y control de las enfermedades acompañantes y la importancia de la ingesta adecuada de los medicamentos prescriptos por los médicos para el tratamiento de esta enfermedad.

Todas estas medidas en su conjunto, sumadas a los tratamientos específicos que puedan realizarse para mejorar la causa que genera el cuadro de insuficiencia cardíaca (ej: cirugía cardíaca en un paciente con enfermedad muy severa de las arterias o de las válvulas del corazón) son la calve del manejo del paciente que padece esta patología, pudiendo reducir o evitar las internaciones frecuentes y mejorando por ende su pronóstico y su calidad de vida.