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Por Leonardo Coscia
El "arte" en la aplicación del BOTOX
12 de octubre de 2007
La aplicación de la Toxina botulínica tipo A (comercializada bajo el nombre BOTOX) registra una nueva tendencia que ya se ha instalado en los principales consultorios médicos del mundo y Latinoamérica no es la excepción: los tratamientos personalizados para cada paciente, que requieren un manejo “artístico” del producto por parte del médico.
Esta técnica consiste en el método más importante en la prevención y tratamiento de las arrugas y las líneas de expresión. Por eso, el tratamiento personalizado se realiza a través de un médico habilitado y entrenado en la técnica de aplicación de BOTOX y que también conoce y considera los deseos y las expectativas de sus pacientes.
La nueva tendencia, que ha contribuido a incrementar los niveles de satisfacción de los pacientes, consiste básicamente en evitar patrones fijos de aplicación. Durante el tratamiento individual, el médico busca conocer a su paciente, no solamente considerando las características clínicas, sino también los deseos y expectativas de cada caso.
Cada paciente tiene un objetivo distinto con el tratamiento. Conocer al paciente permite al médico aclarar expectativas irreales, sugerir nuevas posibilidades y concentrarse en los rasgos particulares de cada persona, trabajando sobre ellos. El resultado: altos niveles de satisfacción.
La versatilidad del tratamiento en conjunción con la individualización de la técnica, permite al médico buscar resultados más o menos naturales, de acuerdo con cada paciente.
Si bien la aplicación de la toxina botulínica tipo A busca reflejar la naturalidad de la expresión facial, hay pacientes que buscan resultados más artificiales. La versatilidad de la técnica y el manejo artístico del producto, permiten que esto se logre. Los resultados pueden ser ajustados a los deseos de cada paciente.
El “arte” en la aplicación de BOTOX hace que cada aplicación sea distinta, pues cada paciente es único. Esto requiere que el médico no solamente tenga el conocimiento y entrenamiento acerca del manejo del producto, sino también la habilidad para manejar pacientes y interactuar con ellos.
Esta técnica consiste en el método más importante en la prevención y tratamiento de las arrugas y las líneas de expresión. Por eso, el tratamiento personalizado se realiza a través de un médico habilitado y entrenado en la técnica de aplicación de BOTOX y que también conoce y considera los deseos y las expectativas de sus pacientes.
La nueva tendencia, que ha contribuido a incrementar los niveles de satisfacción de los pacientes, consiste básicamente en evitar patrones fijos de aplicación. Durante el tratamiento individual, el médico busca conocer a su paciente, no solamente considerando las características clínicas, sino también los deseos y expectativas de cada caso.
Cada paciente tiene un objetivo distinto con el tratamiento. Conocer al paciente permite al médico aclarar expectativas irreales, sugerir nuevas posibilidades y concentrarse en los rasgos particulares de cada persona, trabajando sobre ellos. El resultado: altos niveles de satisfacción.
La versatilidad del tratamiento en conjunción con la individualización de la técnica, permite al médico buscar resultados más o menos naturales, de acuerdo con cada paciente.
Si bien la aplicación de la toxina botulínica tipo A busca reflejar la naturalidad de la expresión facial, hay pacientes que buscan resultados más artificiales. La versatilidad de la técnica y el manejo artístico del producto, permiten que esto se logre. Los resultados pueden ser ajustados a los deseos de cada paciente.
El “arte” en la aplicación de BOTOX hace que cada aplicación sea distinta, pues cada paciente es único. Esto requiere que el médico no solamente tenga el conocimiento y entrenamiento acerca del manejo del producto, sino también la habilidad para manejar pacientes y interactuar con ellos.