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26 de abril de 2024
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Por Leonardo Coscia
Tomarse el pulso puede prevenir un ACV
29 de septiembre de 2011
En general, los argentinos saben que medirse la presión arterial, pesarse o chequearse el colesterol previene diversas enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, desconocen que tomarse el pulso también puede salvarles la vida.

La población que padece de fibrilación auricular (FA), la anomalía sostenida más común del ritmo cardiaco, tiene un riesgo de sufrir un ACV cinco veces mayor en comparación con la población normal, según asegura el informe ¿Cómo reducir los accidentes cerebrovasculares en Latinoamérica? presentado por un grupo de especialistas de toda la región en el marco del III Conferencia Latinoamericana de la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía.

Tomarse el pulso regularmente puede prevenir un ACV, dado que esta práctica lleva a identificar un pulso irregular y, por ende, una arritmia. La arritmia más frecuente en el adulto es la FA, la cual puede generar la formación de coágulos en el corazón, que si se desprenden, pueden impactar en el cerebro provocando un ACV con consecuencias fatales para los pacientes y sus familiares.

De acuerdo con el estudio, existe una tendencia marcada en la región al aumento de casos de accidentes cerebrovasculares (ACV) dado el envejecimiento de la población, por lo que se estima que se triplicarían las muertes por esta patología para el año 2024.

En el mundo, se estima que anualmente cerca de 15 millones de personas sufren de un ACV, una interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro. En Latinoamérica, se conoce que durante 2004 se registraron cerca de 437.000 nuevos casos y 896.000 fallecimientos por enfermedades cardiovasculares.

Costos en ascenso.
La FA afecta a millones en Latinoamérica. Sólo en Brasil se ha registrado la existencia de más de 1,5 millones de personas que viven con esta anomalía cardiaca. Sin embargo, se desconoce la incidencia y la prevalencia de la FA en toda la región, dada la falta de información en la mayoría de los países.

Las implicaciones económicas de un ACV son significativas. Por ejemplo, se calcula que en Argentina y Brasil, los gastos nacionales de atención médica en la hospitalización inicial para pacientes de los ACV asciendan a aproximadamente US$ 434 millones y US$ 450 millones, respectivamente. La detección temprana, en especial entre quienes padecen FA, podría significar una reducción del gasto público en salud por esta patología.

“Esta es una epidemia que ya está en curso. Los ACV son una amenaza grave para la salud pública en América Latina. Las personas con FA tienden a presentar ACV más graves, los cuales causan una mayor discapacidad y tienen peores desenlaces. Por lo tanto, es probable que signifiquen en mayores costos para los sistemas sanitarios, los pacientes y sus familias”, señaló Carlos Cantú, profesor del Programa “Accidentes Cerebrovasculares” de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro fundador de la Asociación Mexicana de los Accidentes Cerebrovasculares.

Del informe, respaldado por 37 asociaciones médicas y de pacientes de Latinoamérica y patrocinado por Bayer, se desprenden una serie de recomendaciones para los gobiernos nacionales como la necesidad de desarrollar estrategias coordinadas para el diagnóstico temprano y adecuado de la FA, estimular la investigación acerca de la prevención y tratamiento de la FA, implementar el cumplimiento de las guías de tratamiento de los pacientes y promover la igualdad de acceso a la terapia, entre otras.

La FA es el ritmo cardíaco anormal sostenido más común. Hace que las dos cámaras superiores del corazón (las auriculares) tiemblen en vez de latir eficazmente, resultando en el bombeo incompleto de la sangre, que a su vez ocasiona acumulación que puede conducir a conducir a la formación de coágulos en la aurícula. Si un coágulo sanguíneo sale de la aurícula, puede alojarse en una arteria del cerebro, obturando el suministro de sangre y ocasionando un accidente cerebrovascular isquémico en el paciente. La FA es responsable del 20 por ciento de todos los accidentes cerebrovasculares isquémicos.

Si bien el tratamiento actual para la prevención de los accidentes cerebrovasculares – antagonistas de la vitamina K, acenocoumarol y warfarina – puede resultar eficaz, también está asociado con una diversidad de desventajas y actualmente es subutilizado, en especial en los pacientes mayores que están a mayor riesgo de los accidentes cerebrovasculares.

La detección de la FA en los pacientes en riesgo de desarrollar la arritmia, diagnosticando la FA antes de que ocurra el primer accidente cerebrovascular y siguiendo las recomendaciones sobre el uso de terapias anticoagulantes, inclusive potenciales opciones terapéuticas nuevas, es crítica para la prevención eficaz de los accidentes cerebrovasculares relacionados con la FA.