La meningitis meningocóccica es una de las enfermedades infecciosas que deben ser especialmente consideradas al pensar en el cuidado de la salud de los hijos, debido a su gravedad: puede ser mortal en el 50% de los casos no tratados o no tratados a tiempo, y en un 5% a 10% en pacientes bien diagnosticados oportunamente y tratados de manera adecuada.
La meningitis meningocóccica es una de las enfermedades infecciosas que deben ser especialmente consideradas al pensar en el cuidado de la salud de los hijos, debido a su gravedad: puede ser mortal en el 50% de los casos no tratados o no tratados a tiempo, y en un 5% a 10% en pacientes bien diagnosticados oportunamente y tratados de manera adecuada.
Los niños suelen ser los más propensos a contraer esta enfermedad y los menores de 1 año conforman el grupo más afectado debido a la inmadurez del sistema inmunológico (el organismo no está preparado para enfrentar la bacteria).
Sin embargo, distintos factores inciden a la hora de planificar la vacunación, como por ejemplo la edad y tipo de paciente (grupo de riesgo o no), el seguimiento del calendario de vacunación (pueden acumularse muchas aplicaciones en un mismo mes), el momento del año (otoño-invierno propician la proliferación de bacterias), si el niño está sometido a situaciones de hacinamiento (que favorece el contagio) o si realizará un viaje a zonas endémicas, entre otros.
En la actualidad, en nuestro país contamos con vacunas disponibles que previenen contra 4 de los 5 serogrupos con mayor circulación e incidencia (A, C, W135 e Y) indicadas a partir de los 9 meses de edad en adelante.
En este sentido, una investigación realizada por la investigadora de mercado Kitelab sobre 120 médicos pediatras de Argentina demostró que el 81% de los consultados consideran mejor aplicar la vacuna contra la meningitis meningocóccica a los 9 meses, no sólo para asegurar la protección temprana sino también porque en ese momento no es necesario aplicar otras vacunas a los bebés (siguiendo el Calendario Nacional).
A su vez, los doctores coinciden en que cuanto menor es el número de dosis necesarias, más fácil será para los padres seguir y cumplir el esquema de vacunación.
¿Qué es la meningitis meningocóccica?
La meningitis es la inflamación de las meninges, que son las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Cuando el agente que la causa es la bacteria Neisseria meningitidis (o meningococo) se considera una urgencia médica ya que afecta principalmente a niños y adultos jóvenes sanos y evoluciona mucho más rápidamente que otras infecciones comunes: puede ser letal o causar secuelas severas.
Los síntomas más frecuentes son rigidez de nuca, fiebre elevada, fotosensibilidad, confusión, cefalea y vómitos. Incluso cuando se diagnostica tempranamente y recibe tratamiento adecuado, un 5 a 10% de los pacientes fallece, generalmente en las primeras 24 a 48 horas tras la aparición de los síntomas.
La meningitis bacteriana puede producir daños cerebrales, sordera o discapacidad de aprendizaje en un 10 a 20% de los supervivientes.
Una forma menos frecuente pero aún más grave de enfermedad meningocócica es la septicemia meningocócica, que se caracteriza por una erupción cutánea hemorrágica y colapso circulatorio rápido.
Con respecto a las formas de transmisión, el contagio se produce de persona a persona a través de las secreciones orales por medio de utensilios (compartir cubiertos, vasos, entre otros.), besos, estornudos o tos, realización de maniobras de reanimación boca-boca sin protección, entre otros.
Por este motivo, la prevención oportuna y el tratamiento adecuado de la enfermedad resultan indispensables para cuidar la salud tanto de los niños como de la comunidad: a mayores tasas de vacunación menor es la posibilidad de transmisión de la bacteria.