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27 de abril de 2024
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La detección temprana de pérdida auditiva
La sordera profunda impide la estimulación del sistema nervioso auditivo, dificultando la adquisición del lenguaje oral a tiempo. Los niños incorporan el lenguaje hasta los tres años de vida y desarrollan su audición hasta los dos años. Es por esto que es de suma importancia detectar el problema auditivo a tiempo, realizar un diagnóstico certero a edad temprana y brindarle al niño el tratamiento que necesita (ya sea a través de audífonos, audífonos implantados o implante coclear).
5 de septiembre de 2014
La sordera profunda impide la estimulación del sistema nervioso auditivo, dificultando la adquisición del lenguaje oral a tiempo. Los niños incorporan el lenguaje hasta los tres años de vida y desarrollan su audición hasta los dos años. Es por esto que es de suma importancia detectar el problema auditivo a tiempo, realizar un diagnóstico certero a edad temprana y brindarle al niño el tratamiento que necesita (ya sea a través de audífonos, audífonos implantados o implante coclear).

“El estudio de otoemisiones acústicas debe realizarse las primeras semanas de vida. Se trata de un método muy rápido e indoloro que permite medir el nivel de audición del lactante. Si el estudio da por debajo de lo debido, se puede trabajar con estudios por imágenes para determinar lo más pronto posible si el bebé tiene hipoacusia y de qué grado”, explica el Dr. Mario Zernotti, médico referente de MED-EL.

Aparición de los primeros síntomas de pérdida auditiva
Aproximadamente 1 a 3 niños por cada 1000 que nacen tienen algún tipo de pérdida auditiva. Si bien la causa de la pérdida auditiva no siempre se conoce, ésta puede ser tratada. Lo importante es lograr un diagnóstico a edad temprana y brindarle al niño el tratamiento que necesita.

Los dos primeros años de vida son los más importantes para el desarrollo de la audición del niño, por lo que es necesario actuar con rapidez. Los médicos de MED-EL te asesoran:

¿Cómo hacer para identificar signos de pérdida de audición en niños?
Si se trata de un niño recién nacido, lo más probable es que se le hayan practicado un montón de exámenes o pruebas diferentes para comprobar su estado general de salud. Algunas de estas proyecciones se centran en lo auditivo, pero puede ocurrir que la pérdida auditiva no se manifieste en estos estudios. Por esto es fundamental que los padres, o el adulto a cargo del bebé, presten atención a su desarrollo auditivo y sepan cuáles son los síntomas típicos de la pérdida auditiva, para ayudar a evaluar si el niño escucha dentro de lo que es considerado normal. Para esto, es conveniente preguntarse:

• ¿No reacciona a los sonidos fuertes?
• ¿Tiene problemas para distinguir de dónde viene un sonido?
• ¿Empieza a balbucear, pero el murmullo no se convierte en un discurso comprensible?
• ¿No reacciona a las voces, sobre todo cuando no lo tienen a upa?
• ¿No cumple órdenes o malinterpreta las instrucciones?
• ¿Actúa frustrado por razones desconocidas?

Si la respuesta a alguna de estas preguntas es “sí”, o ante cualquier otra duda sobre el progreso de la audición de un niño, lo primero es consultar con su pediatra, quien mejor que nadie sabrá indicar los pasos a seguir.

“¿Mi hijo, sordo?”

La pérdida de audición puede resultar aterradora. Pero basta informarse acerca de lo que es, cómo se produce y los tratamientos existentes para superar estos temores iniciales. La frase "pérdida auditiva" puede parecer enorme, y para cualquier padre tratándose de su hijo, abrumadora. Sin embargo, una vez que se sabe el tipo específico de pérdida auditiva es posible comenzar a buscar el tratamiento adecuado. La detección temprana puede cambiar la calidad de vida del niño y de su familia.

Algunas de las soluciones para la pérdida de la audición son los audífonos, los implantes de conducción ósea, los implantes del oído medio y los implantes cocleares MED-EL. La elección del tratamiento dependerá de muchos factores. Lo importante es lograr un diagnóstico temprano, para que el niño pueda comenzar a estimular al máximo su capacidad auditiva, por mínima que sea, garantizando así una óptima preservación auditiva que será clave para lograr los mejores resultados en su posterior tratamiento, con un impacto directo en el desarrollo cognitivo y en su calidad de vida.