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28 de marzo de 2024
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Por Leonardo Coscia
Calor: atender la hidratación durante el embarazo
Tanto para la salud de la madre como para el buen desarrollo del bebé es indispensable mantener un correcto aporte de todos los nutrientes y, esto también incluye, poseer un estado de hidratación apropiado
16 de enero de 2015
Durante estos meses donde predomina el calor intenso hay elementos deben tenerse en cuenta: se transpira más y no solamente se pierde agua sino también minerales. Para las embarazadas, las alteraciones hormonales producen mayor transpiración que puede derivar en una deshidratación.

Por eso, lo principal es mantener una buena hidratación corporal al aumentar la cantidad de líquidos que se bebe y la ingesta de alimentos con mayor cantidad de agua como frutas y verduras.

La licenciada Lucía Molina, nutricionista de Halitus Instituto Médico, explicó que tanto para la salud de la madre como para el buen desarrollo del bebé "es indispensable mantener un correcto aporte de todos los nutrientes y, esto también incluye, poseer un estado de hidratación apropiado".

En ese sentido, Molina destacó la necesidad de "tener presente que todo lo que la madre ingiere llega al bebé a través de la placenta y de ello depende su buen desarrollo y la llegada de un embarazo a término".

"Las embarazadas, además de aumentar la ingesta de agua, deberán evitar las bebidas cafeinadas y seguir una dieta balanceada que incorpore en mayor medida frutas y verduras jugosas", añadió la nutricionista.

La especialista advirtió que beber solo cuando aparece la sed "no es suficiente" porque no hay que olvidar que "se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación", entonces "es indispensable anticiparse a ella".

"En cuanto a frutas, en estos tiempos de calor siempre es el mejor postre y también la colación más adecuada en el verano, es recomendable ingerirlas preferentemente crudas para que no pierdan el agua. Idealmente elegir las que tienen más agua: melón, sandía, naranja o uvas. Las verduras también poseen buena cantidad de agua y deben estar presentes en una dieta veraniega. Escarola, lechuga, pepino, tomate, remolacha, zanahoria, berros o rúcula puede ser una perfecta opción de ensalada para una comida fresca, nutritiva y liviana en los días de mucho calor", puntualizó.

Los golpes de calor, los sofocos y la sensación de pesadez-especialmente en las piernas- aparecen con frecuencia durante el verano en las mujeres embarazadas, para evitarlas es recomendable:

- Usar ropa fresca, liviana, cómoda y no ajustada.
- Tomar duchas frescas o bañarse en la pileta para bajar la temperatura corporal, siempre evitando el sol en horas del mediodía y con protección solar.
- Ingerir líquidos en grandes cantidades para evitar la deshidratación.
- Ingerir alimentos ricos en fibras y evitar la ingesta de alimentos cuya conservación exige respetar la cadena de frío, como helados o congelados.
- Realizar caminatas o natación suave como actividad física, son una buena opción.

"Por último, hay que estar atentos a la conservación de los alimentos ya que algunos requieren de mayor dedicación para evitar enfermedades trasmitidas por alimentos que exigen refrigeración. Los lácteos son alimentos que deben conservar la cadena de frío para evitar el deterioro –esto sucede con facilidad-, al igual que las carnes, el pollo y el pescado", concluyó Molina.