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El doctor Quintana destacó que abrir la cabeza para el otro es más fácil que abrir el corazón
11 de agosto de 2016
El especialista en medicina reproductiva y asesor científico de Procrearte, Dr. Ramiro Quintana, reflexionó sobre los aspectos humanos de la fertilización asistida. Habló de los miedos y presiones que atraviesan los pacientes que buscan un hijo y el rol de los médicos en materia de contención. “Los médicos estamos muy preparados para ser muy profesionales, para tratar de no sentir nada con el otro, y esa es la gran equivocación”.

El Dr. Ramiro Quintana, consideró que “los médicos tenemos que acompañar el deseo del paciente que llega al consultorio estresado, angustiado, con presiones sociales y personales”.

“No tengo pacientes que no estén estresadas, que no estén angustiadas, que no tengan miedo a un diagnóstico, miedo a no quedar embarazada; no tengo pacientes que no se aíslen, que no hayan dejado de tratar a las amigas que se embarazan, que no hayan dejado de frecuentar círculos del colegio porque no pueden participar de las conversaciones, que no sepan que a tal altura del mes va a llamar alguien de la familia para saber si menstruó o no menstruó, que no hayan recibido consejos como comprarse un perro, irse de vacaciones, mudarse, que piensen en otra cosa, que tengan relaciones en un almohadón o que pongan las piernas en la pared aunque no sirva para nada. Todos pasan por eso”, contó.

En ese sentido, dijo que “los únicos responsables de que eso siga sucediendo somos los médicos porque si nos diéramos el permiso de saber menos de genes y darle un abrazo al paciente podríamos ayudar muchos más”.

“Legalmente, los médicos no podemos prometer la curación de nada pero yo digo que tengo la única especialidad que puede prometer curación. Mi lema es que el quiere tener un hijo, va a tener un hijo”, afirmó y amplió: “No sé si por una relación, por in vitro, por ovodonación o adopción. Pero el que tiene amor para dárselo a un hijo, se lo va a dar a alguien, quizás a un sobrino, y ahí ese paciente dejó de ser estéril”.

“Me tuve que adaptar a atender parejas, una mujer sola, dos mujeres, tres mujeres, parejas sero discordante (HIV positivo y negativo) o la primera paciente con cáncer. A veces abrir la cabeza y abrir el conocimiento para el otro es mas fácil que abrir el corazón”, enfatizó.

Por último, Quintana señaló que “los médicos estamos muy preparados para ser muy profesionales, para tratar de no sentir nada con el otro y esa es la equivocación. Si en esta especialidad no sentimos con el otro, estamos fallando en algo”.