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23 de abril de 2024
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Cómo se adapta nuestro ojo al mundo
Mediante la neuroadaptación, el cerebro desarrolla a través del hábito, de manera inconsciente y automática una especie de visión inteligente. Los tratamientos de avanzada para la presbicia se valen de este mecanismo natural para la solución definitiva de cada caso.
21 de septiembre de 2018
Hay muchos motivos para imaginar al ojo como una cámara fotográfica o de video que va registrando nuestra realidad a cada instante, pero lo cierto es que la visión es un sistema mucho más complejo aún, que incluye al cerebro e involucra a la percepción subjetiva, la atención y otros fenómenos que se dan de manera conjunta y coordinada entre el cerebro y los ojos. Así, nuestro sentido de la vista se adapta –y nos adapta– al mundo.

“Este mecanismo de neuroadaptación no es consciente, sino que es un proceso de adaptación automática de la visión que realiza el cerebro a través del hábito de mirar, y juega un papel central en la recuperación de la plena capacidad visual, por ejemplo, en el tratamiento quirúrgico de la presbicia”, explica el Dr. Robert Kaufer, médico oftalmólogo (M.N. 83.878 / M.P. 445.193-4), especialista en Cirugía Oftalmológica.

La presbicia, que en mayor o menor grado afecta prácticamente a todas las personas después de los 40 años, consiste precisamente en el desgaste natural que el ojo como dispositivo físico va teniendo con los años. Es el motivo de consulta más frecuente en los pacientes de más de 50 y, hasta hace no mucho tiempo, el motivo por el que la mayoría de las personas debían incorporar el habito de usar anteojos para ver “de lejos” o “de cerca”.

“Hoy la oftalmología de precisión cuenta con alternativas de tratamiento muy seguras y eficaces que le permiten al paciente una solución definitiva de la presbicia sin tener que depender del uso de anteojos, como la cirugía de reemplazo del cristalino por lentes intraoculares multifocales”, señala el Dr. Kaufer, quien es Director Médico de Kaufer Clínica de Ojos, centro de alta especialización en oftalmología ubicado en la localidad de Martínez, provincia de Buenos Aires.

Las lentes intraoculares multifocales, que tras un meticuloso proceso de diagnóstico y los estudios previos se colocan con una cirugía ambulatoria de pocos minutos con anestesia local, permiten resolver definitivamente la visión lejana y cercana sin necesidad de un “entrenamiento” consciente. “Algunos pacientes”, dice el doctor, “refieren un ligero efecto de halo alrededor de las luces nocturnas inmediatamente después de la operación, pero la neuroadaptación hace que este efecto cada vez moleste menos y en la mayoría deja de ser un inconveniente a los pocos meses, como mucho, al cabo de seis meses”.

El cerebro automáticamente va haciendo que la persona, al cabo de ese tiempo, sencillamente deje de percibir ese efecto óptico que es inesencial en el proceso de la visión.

Pero el conocimiento de los mecanismos de la neuroadaptación posibiliita otras alternativas de tratamiento para las personas con presbicia, como la llamada monovisión: “En pacientes con presbicia para los que las lentes intraoculares multifocales no sean una buena alternativa, es posible otro tipo de solución para no tener que vivir dependiendo de un par de anteojos”, explica el especialista en relación con este método, que consiste en adaptar un ojo para la visión cercana y mantener el otro con más aptitud para la visión de lejos.

La monovisión consiste en la corrección –generalmente mediante lentes de contacto, aunque también es posible hacerlo mediante una cirugía laser o con lentes intraoculares monofocales– de tal modo que se le facilita a uno de los ojos la visión cercana, mientras que en el otro se refuerza la predominancia de la visión “de lejos”.

“Así, con cada uno de los ojos cumpliendo una función diferente, la persona puede dejar de depender del uso de anteojos”, explica el entrevistado.

La neurodaptación corrige naturalmente cualquier posible sensación de extrañeza que la persona puede experimentar apenas se le realiza el tratamiento: “Algunos refieren, por ejemplo, que sienten cierta inseguridad al conducir, o que la operación de estacionar le requiere poner más atención que antes, pero el fenómeno de neuroadaptación hace que pronto vaya incorporando esa nueva forma de ver, y puede no sólo manejar, sino también leer, manejar el celular, afeitarse, maquillarse y realizar todas las actividades de su vida cotidiana normalmente”.

No se trata de una acción voluntaria sino un proceso que se da con el hábito, y que requiere en cada paciente su propio tiempo. Existen algunos pocos casos de pacientes que no se adaptan a la monovisión, lo cual, por realizarse con lentes de contacto, es fácilmente solucionable. Pero no hay un dato previo que le permita al oftalmólogo predecir en qué casos habrá una fácil adaptación y en cuáles no. En el tratamiento con lentes intraoculares, aclara el Dr. Kaufer, es extremadamente raro que esa neuroadaptación no se dé.

Según el especialista, es importante que el paciente sepa que cuenta con diferentes opciones seguras y eficaces, ya que “no todos son candidatos a la implementación de lentes intraoculares, ni tampoco existe una alternativa de tratamiento que sirva para todos los casos”.

La solución integral al problema de la presbicia debe iniciarse con un diagnóstico que incluye la evaluación detallada de la visión del paciente –de modo que junto con la presbicia se puedan corregir cualquier miopía, astigmatismo, hipermetropía o incluso cataratas– para que el oftalmólogo pueda ofrecerle, a partir de allí, la mayor cantidad de opciones, explicando los beneficios, riesgos y costos de cada una.

“En la mayoría de los casos –señala– es posible una solución definitiva, conforme a los hábitos, las necesidades y las actividades que cada cual realiza cotidianamente, y capaz de darle satisfacción, confort y autonomía para toda la vida”.