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Terapia en pacientes con esófago de Barrett
26 de junio de 2008
Desde el mes de abril los pacientes argentinos con una enfermedad llamada “Esófago de Barrett” cuentan con una nueva alternativa de tratamiento: la Terapia Fotodinámica (TFD) con porfímero sódico. Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo y de bajo riesgo para el paciente que combina la administración de un medicamento (el porfímero sódico) con la aplicación de un láser. Este tratamiento se utiliza además con muy buenos resultados en pacientes con algunos tipos de cáncer de pulmón y de esófago.

La TFD con porfímero sódico (PHOTOFRIN) ya está aprobada por la autoridades sanitarias correspondientes en Estados Unidos (FDA), Europa (EMEA), y autorizada en el país por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). El producto es comercializado en la Argentina por el grupo farmacéutico mexicano TECHSPHERE, quien cuenta con la licencia exclusiva del medicamento en América Latina.

El Esófago de Barrett (EB) es una lesión pre-maligna (pre-cancerosa) que se presenta en el 10 por ciento de los pacientes que padecen una enfermedad por reflujo gastroesofágico; la que a su vez está presente en el 20 al 40 por ciento de la población. “Se considera al Esófago de Barrett como la presencia de una sustitución del tejido normal que reviste el interior de esófago por otro tipo de tejido. Se ha sugerido que este cambio se produce vinculado a la existencia de la presencia de un reflujo ácido y duodenogastroesofágico patológico y que supone un mayor riesgo de malignización”, explica el doctor Carlos Waldbaum, jefe de la Sección Endoscopia Digestiva del Hospital de Clínicas José de San Martín.

La prevalencia del EB es de alrededor del 1 al 5 por ciento, y la prevalencia de cáncer de esófago por Barrett es del 8 por ciento en Argentina. El EB, en ausencia de complicaciones, no presenta síntomas; los síntomas son la consecuencia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o de sus complicaciones. “La mayoría de los pacientes tienen antecedentes prolongados de síntomas de reflujo gastroesofágico como sensación de dolor o quemazón en el esófago (pirosis) y regurgitación”, describe el especialista. Se estima que más del 90 por ciento de los pacientes con EB no buscan atención médica y el trastorno pasa inadvertido hasta que en ocasiones el proceso se complica por el desarrollo de cáncer o por la presencia de una hemorragia digestiva producto de la lesión. “Es importante subrayar que la progresión del Esófago de Barrett a un carcinoma no es obligatoria y que, incluso, cuando se desarrolla una displasia puede permanecer estable y, para algunos, hasta regresar”, aclara el doctor Waldbaum.

Como el Esófago de Barret es la consecuencia final del reflujo y el riesgo principal es su evolución hacia un cáncer; el primer objetivo del tratamiento es su prevención a partir de un adecuado manejo del reflujo. Cuando el Barret se instala, lo que hay que intentar es su regresión para evitar que evolucione de manera maligna. Pero cuando se detecta una lesión potencialmente riesgosa (displasia de alto grado), las alternativas terapéuticas son la cirugía (esofagectomía), la ablación endoscópica y ahora la Terapia Fotodinámica (TFD) que recientemente se incorpora como tratamiento. “La esofagectomía en estos casos no es una conducta sistemáticamente recomendada, ya que está asociada a una mortalidad del 3-5 por ciento y a una morbilidad del 18 al 48 por ciento incluso en los centros quirúrgicos más experimentados”, detalla Waldbaum. Las terapéuticas endoscópicas logran por su parte una ablación del tejido lesionado con un menor riesgo de complicaciones que las cirugías convencionales.

Con la nueva Terapia Fotodinámica (TFD) con PHOTOFRIN, se le aplica al paciente una sustancia fotosensibilizante (porfímero sódico) que rápidamente recorre el organismo hasta encontrar las células alteradas. Luego, a las 48 horas, en un ambiente quirúrgico y con el paciente bajo el efecto de una leve anestesia, se introduce vía endoscópica (gastroscopio) una fibra de rayo láser de longitud de onda específica, que en la zona determinada de localización del tejido tumoral fotosensibilizado, produce la necrosis y muerte de las células anómalas, sin incidir en el tejido sano. “La Terapia Fotodinámica utiliza polímeros inyectados por vía sistémica que, al excitarse con una determinada longitud de onda desde la luz esofágica por vía endoscópica, destruyen sólo al tejido alterado, con resultados iniciales muy alentadores”, concluye el especialista.