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Rinitis alérgica: más del 15% de la población tiene síntomas
27 de septiembre de 2006
Con la llegada de la primavera comienzan los primeros síntomas de las enfermedades alérgicas, siendo la rinitis la más común de ellas. Caracterizada por la inflamación de la mucosa nasal, la rinitis se produce cuando los alergenos, aquellas sustancias a las que una persona es alérgica, alcanzan el revestimiento interior de la nariz produciendo estornudos, congestión, picazón y goteo nasal. Por otra parte, la rinitis alérgica se asocia a varias co-morbilidades, como la conjuntivitis, la otitis, la rinosinusitis y el asma.

Los alergenos más frecuentes asociados con la rinitis alérgica son el polen de plantas, pastos y árboles, los ácaros del polvo ambiental, la caspa de animales y mohos.

“La prevención y el tratamiento precoz de la rinitis alérgica es muy importante. Estadísticas nacionales demuestran que más del 80 por ciento de las personas con rinitis alérgica se hallan sensibilizados a alergenos del medioambiente y que su naturaleza e importancia relativa varía según el área geográfica, climatología, residencia urbana o rural y condición socioeconómica” dijo Sara Fantín, presidente de la Sociedad Argentina de Asma, Alergia e Inmunología Clínica.

“El manejo clínico de estos trastornos que afectan la calidad de vida, deben basarse en la capacidad de detectar dichos factores causales y otros desencadenantes con el fin de instrumentar medidas de prevención primaria y secundaria”, agregó Anahí Yáñez, Directora Médica de Fundación CIDEA (Centro de Estudios de Enfermedades Alérgicas).

Por ello del 2 al 6 de octubre, bajo el lema “Para que puedas respirar en primavera” se lanza la semana de la rinitis alérgica, con el objetivo de que las personas conozcan más sobre su enfermedad y puedan realizar, en forma gratuita, consultas y diagnóstico alergológico (pruebas cutáneas para detectar precozmente su enfermedad).

Los síntomas de la rinitis pueden ser estornudos repetidos (pueden presentarse en series de 20 o más, uno tras otro, sin interrupción), intensa picazón de nariz, rinorrea o secreción nasal acuosa (puede ser muy abundante) obstrucción nasal, habitualmente a báscula (se produce en forma alternante, una vez en un orificio y otra vez en el otro), enrojecimiento de ojos con prurito y lagrimeo muy intenso.

Durante los meses de primavera y verano, es probable que los síntomas sean desencadenados por pólenes o mohos, lo que sugiere un caso de rinitis alérgica estacional. Hay personas, sin embargo, que sufren de rinitis permanente y que tienen los síntomas todo el año, generalmente provocados por ácaros del polvo, deyecciones de cucarachas, hongos del interior de las viviendas y/o a caspa de animales.

Se ha comprobado que quienes padecen la enfermedad presentan en la sangre una sustancia llamada Inmunoglobulina E (IgE) que vehiculiza los anticuerpos de la alergia, que reaccionan ante la presencia de los alergenos, produciendo la reacción alérgica. Para el diagnóstico de la rinitis alérgica, el médico examina la nariz, que suele presentar una coloración pálida y brillante característica, con una secreción acuosa. La realización de pruebas cutáneas es esencial para conocer el/los alergeno/s responsables de los síntomas.

También puede hacerse un examen microscópico de la secreción. La radiografía de senos paranasales y la tomografía axial computada (TAC) son necesarias para confirmar una sinusitis que muchas veces acompaña a la rinitis y que debe tratarse al mismo tiempo. Esto permitirá hacer un diagnóstico diferencial para descartar que los síntomas sean provocados por una rinitis no- alérgica (El 90% de las rinitis son de origen alérgico).

Los alergenos son los principales factores de riesgo para desarrollar la rinitis alérgica. Los alergenos más frecuentes asociados a la rinitis alérgica persistente se hallan en el interior de los domicilios o lugares de trabajo, mientras que aquellos vinculados con molestias alérgicas estacionales proceden del medioambiente exterior. Los alergenos más frecuentes pueden ser: ácaros del polvo doméstico, los hongos que pueden ser arrastrados por el viento, los pólenes, algunos insectos como las cucarachas que se encuentran en el interior de las viviendas y los animales domésticos, dado que sus alergenos son fácilmente transportables.