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24 de abril de 2024
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La hiperhidrosis afecta lo social y lo emocional
4 de octubre de 2006
La hiperhidrosis es un trastorno caracterizado por la sudoración excesiva. Aparece en la vida de las personas interfiriendo en sus actividades cotidianas, en los ámbitos laborales, con amigos, la familia y en la intimidad de la pareja. De acuerdo con un estudio alemán se estima que el 73 por ciento de las personas que la sufren se sienten emocionalmente perjudicados y socialmente afectados.

El tipo más frecuente de hiperhidrosis es la axilar ya que alcanza el 60 por ciento de los casos. La sudoración excesiva en axilas se desarrolla por la hiperactividad de las glándulas sudoríparas de esa área y provoca que el individuo se sienta antihigiénico, teniendo que cambiarse la ropa muchas veces durante el día. Notablemente, el 52 por ciento de los pacientes afirmó cambiar alguna de sus prendas de vestir por lo menos una vez al día, mientras que el 20% toma una segunda ducha.

“Evitar el contacto social, no dar la mano, cambiarse de ropa más de una vez al día, son algunos de los rituales con los que deben cumplir todos los días los que padecen de esta afección”, afirma el dermatólogo Daniel Hugo Spillman, Miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. “La hiperhidrosis palmar y plantar suele afectar a los niños desde edades tempranas convirtiéndose en un verdadero problema. Aprender a escribir y utilizar cierto tipo de calzado, es un motivo de vergüenza que persiste en la adolescencia. Este grupo de pacientes, es el que más sufre, pues a lo largo de toda su vida intentan buscar una solución al problema”, señala Spillman.

En cambio, la hiperhidrosis axilar afecta a los jóvenes a partir de la pubertad e igualmente repercute seriamente en la vida social del individuo. El tercer grupo está constituido por pacientes que sufren hiperhidrosis cráneo-facial, y por lo general se trata de personas adultas.

Este mismo estudio dio como resultado que un 67.5 por ciento de las personas manifestó sentirse obstaculizado al conocer a personas por primera vez, un 55.1 por ciento limitado para desarrollar relaciones con otras personas y alrededor de 50 por ciento se siente incómodo al dar la mano y estar en lugares públicos.

La clave del tratamiento para la hiperhidrosis radica en el correcto diagnóstico médico. Dependiendo de la causa y tipo de manifestación, el médico aconseja el tratamiento. Es importante destacar que la hiperhidrosis esta en muchos casos subdiagnosticada y es por ello que es clave la consulta con un dermatólogo, quien sería el especialista indicado para evaluar el cuadro e indicar un tratamiento adecuado.

Tratamientos para la hiperhidrosis
Anticolinérgicos (comprimidos orales): Disminuyen la sudoración sin resolver el problema, por lo que es un método en desuso debido a que produce efectos colaterales como sequedad en zona de la boca, ojos, nariz, etc.

Desodorantes y Antitranspirantes: Los desodorantes son preparados que se utilizan para eliminar o atenuar el olor de la transpiración y también inhibir la proliferación bacteriana. En el caso de los antitranspirantes disminuyen el flujo de transpiración por un mecanismo de obstrucción transitoria del conducto. En general, constituyen el primer tratamiento recomendado luego del diagnóstico, pero en los casos más severos de hiperhidrosis puede resultar insuficiente. Además, puede causar irritaciones que obligan a suspender su uso.
Sales de aluminio: Consiste en la aplicación de una solución líquida sobre el área de 2 a 3 veces por semana (es la base de la mayoría de los antitranspirantes). Si bien es efectivo, alrededor del 40 % de los pacientes no tolera este tratamiento ya que suele producir irritaciones o dermatitis en la piel tratada. Actualmente se utilizan las sales de aluminio complejas que no dan una acidez demasiado alta.

Botox: La aplicación de Botox es uno de los métodos más novedosos y efectivos para el tratamiento de la hiperhidrosis, especialmente en la zona de las axilas, que ya cuenta con la aprobación de organismos regulatorios como la FDA y la ANMAT. En una primera etapa, al paciente que va a ser tratado con toxina botulínica se le determinan las zonas de mayor sudoración. “Esto se hace mediante la aplicación de yodo (se “pinta” la región) y luego se le esparce almidón arriba. Al comenzar a transpirar, la zona más afectada de, por ejemplo, la axila, se tiñe de azul”, explica Spillman. Se delimita así, el área a tratar. Luego se administra una serie de pequeñas inyecciones locales intradérmicas en la zona a tratar. El procedimiento es mínimamente molesto y la región a tratar no suele requerir ningún tipo de anestesia. Las inyecciones se aplican cada dos centímetros aproximadamente, como si fuera un reticulado en zig-zag. Los resultados se hacen notorios en tres a diez días, y el procedimiento suele realizarse dos veces al año, aunque en algunos pacientes puede reducirse a una sola aplicación anual.

Iontoforesis: Es una terapia física que consiste en la colocación de las manos en tinajas con agua, por donde se aplican electrodos. Este procedimiento debe repetirse varias veces por semana. Se puede utilizar sólo en casos de hiperhidrosis palmar y plantar, pero su mayor limitación es su eficacia moderada y la incomodidad del paciente, porque requiere tratamientos reiterados.

Simpatectomía endoscópica transtorácica: Es un procedimiento quirúrgico que consiste en una ablación selectiva de los ganglios simpáticos paravertebrales a nivel cervical para tratar la hiperhidrosis de las palmas y axilas. Requiere de anestesia general y su efecto suele ser definitivo. Puede presentar algunos efectos secundarios como sudoración compensatoria a nivel de la espalda, abdomen, región lumbar y piernas (hasta en el 90% de los pacientes); hemorragia, neumotórax, neuritis intercostal, arritmias y síndrome de Horner entre otros.