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Esperanzas para quienes padecen astigmatismo
18 de octubre de 2006
Un reciente estudio sobre la implantación de anillos intracorneales demuestra su efectividad en la corrección del astigmatismo severo, enfermedad que afecta al 15 por ciento de la población. Carlos Argento, jefe de la División Oftalmológica del Hospital de Clínicas y director del Instituto de la Visión, que lideró la investigación, afirmó que el descubrimiento “es promisorio pues podría utilizarse en diferentes patologías relacionadas con los vicios refractivos”.

El implante de los anillos consiste en colocar dos segmentos semicirculares de acrílico para corregir la forma de la córnea. Si bien esta técnica es una de las opciones para tratar el queratocono -enfermedad que afecta a una de cada 1800 personas en el país- hace unos años ha comenzado a utilizarse para tratar el astigmatismo.

El astigmatismo se basa en la diferencia de ángulos en la curvatura de la córnea. Esto distorsiona y hace borrosa la imagen para quienes lo padecen, y en el 80 por ciento de los casos esta asociada a otros defectos de refracción (como miopía e hipermetropía).

Argento explicó que la aplicación de los anillos intracorneales es “una tecnología que funciona pero existen algunos puntos oscuros en el mecanismo por el cual actúan”. Por esto lo promisorio del estudio que lideró y que presentó este año en el IX Congreso Venezolano de Oftalmología.

La investigación se realizó sobre un modelo infinitesimal sobre el cual se reprodujeron en forma virtual las condiciones del tejido corneal, y se introdujo un anillo para comprobar cómo interactuaba con el mismo. En esta experiencia, “se pudo comprobar en forma inédita -afirmó el especialista- que al introducir el anillo en el canal corneal se produce una elevación de los extremos, lo que provoca un aplanamiento paralelo al anillo, y una incurvación en el meridiano perpendicular. Esta es la razón por la cual estos segmentos corrigen el astigmatismo, pues al elevarse sus extremos aplanan el meridiano de la cornea paralelo a los mismos”.

La efectividad de la aplicación de los anillos intracorneales para tratar el queratocono llega al 90 por ciento y el número de operaciones ha ido creciendo desde sus inicios en el 2002 registrándose más de 500 operaciones con ese tipo de técnica. Otro de los tratamientos es el transplante de córnea si la misma no es tan delgada ni tan débil.

El queratocono es una enfermedad progresiva de deformación genética de la estructura de la córnea que adquiere la forma de cono y que posee distintos grados de desarrollo. Las manifestaciones más evidentes son el astigmatismo y la miopía, y cuando la enfermedad avanza puede observarse una deformación del perfil ocular semejante a una gota de aceite que pende del ojo. La intolerancia a los lentes de contacto, así como la necesidad de cambiar de anteojos más de una vez por año y el frotarse excesivamente los ojos suelen ser los primeros síntomas de la enfermedad, que si bien puede manifestarse a partir de los 10 años alcanza su máximo desarrollo entre los 18 y los 38 años.

Debido a la importancia de su detección precoz, en noviembre el Hospital de Clínicas realizará una campaña de detección del queratocono que permitirá diagnosticar las incipientes deformaciones de la córnea que provocan la pérdida de la visión.