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Por Sebastián Martínez
"Bee Movie": una abeja contra el sistema
6 de diciembre de 2007
Al principio fue “Hormiguitaz”. Luego vino “Bichos”. Y ahora, varios años más tarde, llega “Bee Movie”. La saga de los insectos en el cine de animación sigue rindiendo frutos. Será porque son naturalmente antipáticos y es desafiante transformarlos en seres tiernos. Será porque sus sociedades son complejas. Quién sabe. Lo cierto es que las películas de animación continúan buceando en el micromundo natural para buscar material.

Aquí se trata, como ya casi todo el mundo sabe, de las abejas. Más precisamente de una abeja: Barry Benson, que lleva, en la casi inhallable versión en idioma original, las cuerdas vocales de Jerry Seinfeld. Pero lo cierto es que a la Argentina llegarán sólo cuatro copias en inglés, por lo que es poco probable que el espectador vernáculo se encuentre con el creador de una de las sitcom más logradas de la historia y, en cambio, enfrente a algún doblaje correcto, pero disminuido.

La mención de Seinfeld es pertinente. Aquí no sólo presta su voz al protagonista de la historia, sino que además es uno de los autores del guión y uno de los productores del filme. Pero ya volveremos sobre eso. Antes, veamos de qué trata Bee Movie.

El citado Barry egresa de la universidad de las abejas y se prepara para elegir su futuro profesional dentro del panal. Como es esperable, su empleo deberá estar relacionado con la industria de la miel. Pero allí las cosas empiezan a hacerle ruido a Barry. Le dicen que una vez que elija un puesto dentro de la cadena de producción mielera, ya nunca podrá abandonarlo.

Barry no está hecho para la rutina. Quiere emociones fuertes. Logra, inesperadamente, insertarse en el cuerpo de polinizadores que todos los días sale del panal para ver y fecundar el mundo. Y cuando Barry sale a ver el mundo, que aquí tiene la fisonomía de la ciudad de Nueva York, su vida cambia para siempre.

Volando por los cielos de Manhattan, conoce a Vanessa (Reneé Zellweger), una florista que salva su vida cuando está a punto de perecer bajo la suela de una bota. Decide agradecerle. Se le acerca y le habla. Porque lo que aquí hay que tratar de aceptar es no sólo que las abejas hablen, sino que además hablan con los seres humanos. Es lo de menos. Lo cierto es que la humana Vanessa y la abeja Barry estrechan una relación.

Paseando junto a su amiga florista por las calles de la Gran Manzana, Barry descubrirá que la miel, ese producto sagrado para las abejas, es comercializada por los humanos y que éstos obtienen pingües ganancias con el sudor de los insectos. Barry decide que eso no puede quedar así. Y la cosa sigue, pero tampoco se trata de contar toda la película.

Lo narrado hasta aquí ya basta para entender algunas cosas. Bee Movie es una película para chicos (sí, lo es), pero que habla de cuestiones de incumbencia adulta. Habla de la masificación, habla de la explotación, habla de la solidaridad, habla de la Justicia, habla del amor (o de su imposibilidad), habla de las presiones sociales. Un solo ejemplo: en un momento le preguntan a un mosquito si es abogado. “Ya era un parásito chupasangre. Para ser abogado sólo me faltaba el portafolios”, responde.

Ese no es un chiste para chicos. Es más, seguramente es un chiste ideado por Seinfeld. Aunque cabe preguntarse cuál fue la incidencia exacta del comediante en el diseño final de la película. Porque “Bee Movie” es interesante, tiene cinco o seis salidas graciosas, se sostiene y funciona. Pero no es un producto 100 por ciento Seinfeld. Lo cual es una pena.

Hay cierto cinismo y cierta ambigüedad política que se nota más en la trama que en las réplicas, y eso se le puede adjudicar al maestro del stand-up neoyorquino. Sin embargo, quienes lo siguen desde que salió a la luz con su brillante sitcom, esperaban (quizás injustamente) más de “Bee Movie”. Esta nueva criatura de Dreamworks, tan pero tan parecida a “Hormiguitaz”, no marcará un antes y un después en la historia de la animación. Lo cual no quita que sean 90 minutos amenos de cine.