25 de abril de 2024
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Por Sebastián Martínez
"Hulk, el hombre increíble": estoy verde
18 de junio de 2008
Estamos ante un caso extraño, extrañísimo. Y no me refiero a la curiosa historia de Bruce Banner, el científico afectado por la radiación de rayos gamma que lo transforma en un sujeto que debe cuidar su hipertensión arterial. Hablo, en cambio, de la historia de “Hulk: el hombre increíble”, la segunda incursión en el cine de uno de los personajes más populares de Marvel en sólo cinco años.
Esto no es normal. A ver cómo dejamos esto en claro. Lo normal, con este tipo de películas, es que se lance un primer capítulo de la saga y, si se le tiene fe a los personajes y a la taquilla, se realice una segunda entrega y si todo funciona, se pruebe con una tercera y así sucesivamente. “El hombre araña” es un buen ejemplo de normalidad. “X-Men” es otro.
Otra posibilidad es que los productores piensen que, pasado un tiempo prudencial, se ha agotado cierto enfoque del asunto y se prueben nuevos caminos. Esto último es lo que ha sucedido con Batman, que luego de las dos inolvidables versiones de Tim Burton y las dos más flojas de Joel Schumacher, se lo dejó reposar, para regresar unos años más tarde con la acertada versión de Christopher Nolan (“Batman inicia”), que ahora tendrá su secuela.
Lo que nunca se había hecho y se transforma en un hecho inédito es lanzar una versión de un superhéroe y, sólo cinco años más tarde, intentar borrarla de un plumazo, como si nunca hubiese existido, para relanzar al personaje desde cero. Eso, exactamente eso, es lo que sucedió con “Hulk”.
La explicación es que la versión original de Ang Lee (el mismo director de “Secreto en la montaña”) no había rendido en la taquilla. Se la acusó de ser demasiado psicologista, algo compleja y un poco tristona para ser un filme que exige alta rotación en las boleterías. Lo cierto es que, sin ser una maravilla, aquel “Hulk” interpretado por Eric Bana no era tan malo. No tan malo, al menos, para descartarlo lisa y llanamente, a favor de este nuevo hombre verde.
Pero aquí estamos. “Hulk: el hombre increible” nos vuelve a contar la historia de Bruce Banner, por segunda vez en media década. El origen de su mutación genética se presenta casi de un pantallazo mientras pasan los títulos de inicio (aunque se lo mencionará durante todo el filme) y cuando la película comienza de verdad, ya encontramos a nuestro científico caído en desgracia oculto en la Rocinha, la favela más grande Brasil.
Banner, prófugo del ejército de los Estados Unidos, se ha refugiado en Sudamérica y trabaja en una embotelladora de gaseosas, mientras busca el modo de neutralizar los episodios que lo transforman en un gigante verde y destructivo. Ha logrado cierto anonimato y hasta es capaz de balbucear algunas palabras en portugués, pero un accidente pondrá al descubierto su locación y su eterna fuga recomenzará.
Deberá regresar a los Estados Unidos, reencontrarse con su ex novia (Liv Tyler), seguir huyendo de su ex suegro militar (un siempre convincente William Hurt) y enfrentar un nuevo enemigo (el infalible Tim Roth), antes de abocarse a la búsqueda de una “cura” para su compleja condición.
Hemos mencionado a Edward Norton, a William Hurt, a Tim Roth. Como se puede ver, actores no es lo que le falta a esta película. De hecho, las interpretaciones son lo mejor del filme, junto con las referencias y los guiños al espectador: una aparición de Bill Bixby, un cameo de Lou Ferrigno, la consabida escena con el viejo Stan Lee y otras sutilezas por el estilo.
Esta nueva versión de “Hulk” va, por así decirlo, más al grano. No se extravía en la complejidad psicológica de sus personajes y, más simplonamente, plantea metas y obstáculos a vencer. Algo sencillo, como querían sus productores, quienes en realidad están pensando en 2011, año en que se estrenará “Los vengadores”, el prometido filme que reunirá a los más grandes héroes de Marvel.
Por ahora, se han apuntado Iron Man y Hulk. El primero fue presentado en sociedad a través de una buena película y con otro actor formidable como Robert Downey Jr. A Hulk, en cambio, le ha tocado empezar entre contramarchas y dudas. Todavía se espera la llegada del Capitán América y de Thor para empezar a completar la grilla. Esto recién empieza.
Esto no es normal. A ver cómo dejamos esto en claro. Lo normal, con este tipo de películas, es que se lance un primer capítulo de la saga y, si se le tiene fe a los personajes y a la taquilla, se realice una segunda entrega y si todo funciona, se pruebe con una tercera y así sucesivamente. “El hombre araña” es un buen ejemplo de normalidad. “X-Men” es otro.
Otra posibilidad es que los productores piensen que, pasado un tiempo prudencial, se ha agotado cierto enfoque del asunto y se prueben nuevos caminos. Esto último es lo que ha sucedido con Batman, que luego de las dos inolvidables versiones de Tim Burton y las dos más flojas de Joel Schumacher, se lo dejó reposar, para regresar unos años más tarde con la acertada versión de Christopher Nolan (“Batman inicia”), que ahora tendrá su secuela.
Lo que nunca se había hecho y se transforma en un hecho inédito es lanzar una versión de un superhéroe y, sólo cinco años más tarde, intentar borrarla de un plumazo, como si nunca hubiese existido, para relanzar al personaje desde cero. Eso, exactamente eso, es lo que sucedió con “Hulk”.
La explicación es que la versión original de Ang Lee (el mismo director de “Secreto en la montaña”) no había rendido en la taquilla. Se la acusó de ser demasiado psicologista, algo compleja y un poco tristona para ser un filme que exige alta rotación en las boleterías. Lo cierto es que, sin ser una maravilla, aquel “Hulk” interpretado por Eric Bana no era tan malo. No tan malo, al menos, para descartarlo lisa y llanamente, a favor de este nuevo hombre verde.
Pero aquí estamos. “Hulk: el hombre increible” nos vuelve a contar la historia de Bruce Banner, por segunda vez en media década. El origen de su mutación genética se presenta casi de un pantallazo mientras pasan los títulos de inicio (aunque se lo mencionará durante todo el filme) y cuando la película comienza de verdad, ya encontramos a nuestro científico caído en desgracia oculto en la Rocinha, la favela más grande Brasil.
Banner, prófugo del ejército de los Estados Unidos, se ha refugiado en Sudamérica y trabaja en una embotelladora de gaseosas, mientras busca el modo de neutralizar los episodios que lo transforman en un gigante verde y destructivo. Ha logrado cierto anonimato y hasta es capaz de balbucear algunas palabras en portugués, pero un accidente pondrá al descubierto su locación y su eterna fuga recomenzará.
Deberá regresar a los Estados Unidos, reencontrarse con su ex novia (Liv Tyler), seguir huyendo de su ex suegro militar (un siempre convincente William Hurt) y enfrentar un nuevo enemigo (el infalible Tim Roth), antes de abocarse a la búsqueda de una “cura” para su compleja condición.
Hemos mencionado a Edward Norton, a William Hurt, a Tim Roth. Como se puede ver, actores no es lo que le falta a esta película. De hecho, las interpretaciones son lo mejor del filme, junto con las referencias y los guiños al espectador: una aparición de Bill Bixby, un cameo de Lou Ferrigno, la consabida escena con el viejo Stan Lee y otras sutilezas por el estilo.
Esta nueva versión de “Hulk” va, por así decirlo, más al grano. No se extravía en la complejidad psicológica de sus personajes y, más simplonamente, plantea metas y obstáculos a vencer. Algo sencillo, como querían sus productores, quienes en realidad están pensando en 2011, año en que se estrenará “Los vengadores”, el prometido filme que reunirá a los más grandes héroes de Marvel.
Por ahora, se han apuntado Iron Man y Hulk. El primero fue presentado en sociedad a través de una buena película y con otro actor formidable como Robert Downey Jr. A Hulk, en cambio, le ha tocado empezar entre contramarchas y dudas. Todavía se espera la llegada del Capitán América y de Thor para empezar a completar la grilla. Esto recién empieza.