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29 de marzo de 2024
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Por Sebastián Martínez
"MR 73": policial con gusto francés y poco más
11 de noviembre de 2009
Es un hecho conocido entre los cinéfilos que el director francés Olivier Marchal fue, antes de dedicarse a la realización, miembro de la policía de su país. Este hecho biográfico hace más extraño aún que sus películas suenen durante muchos momentos artificiales, más parecidas a una imitación fuera de tiempo de los policiales negros clásicos, con frases sentenciosas y altisonantes, que a la realidad cotidiana de las fuerzas del orden.

Ya pasaba algo de esto en "El muelle", estrenada en la Argentina en 2005, y ahora se repite en "MR 73", título que "homenajea" al arma que usan las fuerzas policiales en Francia. Ejemplo: el protagonista le pregunta a una doctora si cree en Dios y ella le responde que sí. Entonces, él remata: "Dios es un hijo de puta. Algún día lo voy a matar".

Este tipo de frases, casi caricaturas del detective duro típico de los policiales negros, se va repitiendo a lo largo de la película y enturbiando el juicio que podamos hacernos sobre ella, al menos hasta que la historia cobra suficiente fuerza como para dejar de prestar atención a los detalles.

La trama es más o menos así. Louis Schneider es un policía que ha quedado solo en la vida, desvastado por la pérdida de su familia en un accidente y hastiado de la corrupta naturaleza humana a la que enfrenta en su trabajo de todos los días. Ergo, se da al alcohol y comete barbaridades, como obligar a punta de pistola al chofer de un colectivo a llevarlo hasta la puerta de su casa, ignorando al resto del pasaje.

En ese contexto, Schneider se propone investigar (pese a la resistencia de sus superiores) una serie de asesinatos en serie, marcados por cierto tinte sexual, que vienen conmocionando a la ciudad de Marsella. De algún modo, esa investigación es su tabla de salvación, lo único que lo mantiene activo y alerta.

Pero, en medio de esto, sucede otra cosa: queda libre un criminal que él metió en la cárcel 20 años atrás por el homicidio de un matrimonio. Y la joven hija de ese matrimonio asesinado recurre a Schneider en busca de protección y consuelo.

Hasta este punto, la película no ofrece gran cosa, más allá de algunos diálogos pretenciosos y bastante lentitud. Sólo ese gran actor llamado Daniel Auteil (que encarna a Schneider) mantiene a flote la cuestión, que amenaza con desbarrancars definitivamente.

Sin embargo, en cierto modo, alguna virtud de la trama aparece en algún momento para evitar que el filme sea completamente olvidable y sus 125 minutos pasen sin pena ni gloria. En algún momento, por esos mágicos procedimientos del cine, la historia se impone por sobre todos los defectos de su factura y "MR 73" termina despertando algún interés, aunque -por cierto- no alcance ni remotamente a parecerse a una buena película.