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25 de abril de 2024
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Por Sebastián Martínez
"Brigada A": entretenido regreso a los '80
23 de junio de 2010
La maquinaria de Hollywood puesta al servicio de la industria del entretenimiento nos ha colocado en los últimos tiempos frente a todo tipo de remakes, precuelas, secuelas, adaptaciones de cómics y demás inventos destinados a recaudar. Suele decirse que luego de los cínicos años 90, al cine le cuesta crea nueva mística. La televisión le viene ganando esa batalla. Y por eso debe recuperar viejas glorias echando mano al arcón de los recuerdos.

En ese marco, llega al cine “Brigada A”, el salto a la pantalla grande de uno de los más resonantes éxitos televisivos de la década del 80. Y la decisión de los productores, entre quienes están los hermanos Ridley y Tony Scott, no deja de ser interesante. Lejos de aggiornar el producto a los tiempos que corren, resolvieron que la propia película fuese un regreso a la década del 80. Pero para entender esto hay que poner “Brigada A” en el contexto de la evolución del cine de acción.

Durante la década del 80, el cine de acción era fuertemente popular. Se pueden mencionar algunos títulos señeros: “Rambo”, “Terminator”, “Predador”, “Duro de matar”, “Arma mortal” y la lista podría seguir. Eran los tiempos en que Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone eran dueños y señores de los “tanques” de Hollywood. Había muchas explosiones, muchas persecuciones, mucho rock pesado, un manejo de la violencia bastante inverosímil y mucha réplica ingeniosa de los héroes, que eran duros y un poco solitarios.

Pero en los 90 la cuestión se puso difícil. Las fórmulas comenzaron a reiterarse, las tramas se parecían demasiado entre sí y ya nadie creía en ese tipo de héroes. El público se volvió escéptico y los adolescentes iban a ver películas de acción más para reirse de ellas, que para sentir la adrenalina. Como ya hemos dicho, había llegado la era del cinismo.

Hasta que, en 2002, una película de acción distinta vino a salvar al género. Se trataba de “Identidad perdida”, la primera de la saga de Jason Bourne, protagonizada por Matt Damon. Allí cambiaron las reglas: el héroe volvía a ser humano, el humor quedaba totalmente fuera del juego, los golpes dolían, el sistema era malévolo. Y esas nuevas reglas, de a poco, fueron siendo adoptadas por todos. El nuevo James Bond encarnado por Daniel Craig es una muestra pantente de esto.

El dilema de los creadores de “Brigada A” era entonces el siguiente”: o se adaptaban a las nuevas normas del cine de acción y hacían una película sobria y de personajes conflictuados; o bien volvían a los 80, a la desmesura, a la acción desbordada, a los personajes graciosos, a las escenas inverosímiles. Se decidieron por esta última opción. Y no lo hicieron del todo mal.

“Brigada A” trata sobre un escuadrón militar destinado a misiones especiales y compuesto por cuatro hombres fuera de lo común: el coronal “Hannibal” Smith, el teniente “Face” Peck, el cabo Baracus y el teniente Murdock.

El filme puede dividirse claramente entre tres partes. La primera, que cuenta como estos hombres se conocieron de modo casi fortuito. La segunda, que se explaya sobre una misión específica que llevan a cabo durante la guerra de Irak. Y la tercera, que relata cómo estos hombres son acusados injustamente por un crimen y lo que deberán hacer para limpiar su nombre siendo fugitivos.

El filme tiene varios aciertos. El primero es que es entretenido. El segundo es haber elegido a Liam Neeson y a Bradley Cooper para interpretar a Hannibal y a Face, respectivamente. El tercero es aceptar las limitaciones de su director, Joe Carnahan, y filmar de un modo convencional, casi televisivo. El cuarto podría ser la inclusión de la siempre linda y siempre inexpresiva Jessica Biel.

Habrá que ver qué le produce a cada uno la sensación de estar viendo una película desembozadamente “ochentista”. Esto es: mucha acción, algo de humor tonto y una ideología más cercana a los tiempos de Ronald Reagan que a los de Barack Obama. Las reacciones frente a esto pueden ser variadas, pero hay algo auténtico que para bien o para mal salvan a “Brigada A” de la chatura habitual del cine de acción actual.