25 de abril de 2024
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"El juego del miedo 3": sólo para fanáticos de la saga
1 de noviembre de 2006
De todos modos, habrá que admitir que, más en la línea con lo que fue el cine de terror norteamericano de la década del 80 que en las últimas innovaciones traídas del J-Horror del lejano Oriente, "El juego del miedo" ha sabido ganarse el corazoncito de los adoradores del género.
La tercera parte de esta historia, dirigida por Darren Lynn Bousman (el mismo que condujo la segunda) y montada sobre el éxito comercial de las dos primeras de 2004 y 2005, es más de lo mismo. La misma estructura narrativa, más o menos los mismos personajes y apenas una vuelta de tuerca más o menos novedosa en la trama.
La crítica de los Estados Unidos no fue benigna con "El juego del miedo 3". Sin dudarlo, la calificaron como "la más débil de toda la saga", lo que marcaría una tendencia decadente en la trilogía. Luego de la apenas sorprendente primera parte, llegó una aún más floja segunda entrega y finalmente llega esta tercera aparición de Tobin Bell como Jigsaw, que no hace muchos esfuerzos por levantar la puntería.
Sin embargo, pese a la dureza de la crítica, muchas veces las películas de terror crean esos misteriosos lazos de fanatismo con sus espectadores, que se transforman en la única explicación posible para entender su sostenida respuesta de público.
En este caso, la trama comienza con un Jigsaw (Tobin Bell) inhallable. Su "aprendiz" Amanda (Shawnee Smith), sin embargo, se encuentra plenamente activa, enloqueciendo a la policía y sembrando el terror allí por donde pase. El verdadero conflicto llegará cuando Amanda secuestre a la doctora Lynn Denlon (Bahar Soomekh) y la lleve junto a su insano maestro, en un edificio abandonado.
Quizás la sorpresa sea que el terrible Jigsaw agoniza allí, y que será la propia doctora Denlon quien deba cuidarlo en su convalecencia. En ese edificio abandonado también aparecerá Jeff (Angus Macfayden), otra de las víctimas de Jigsaw y, por ciento, una de las piezas claves de su horroroso plan maestro.
Los admiradores de "El juego del miedo" encontrarán todo esto quizás apasionante y aterrador. Quienes no lo son, volverán a ver más de lo mismo. Un intento comercial por terminar de exprimir una saga desfalleciente y, como es de esperar, violencia explícita, sangre y una edición vertiginosa.