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Por José Calero
Kirchner y sus cortocircuitos con el establishment
22 de septiembre de 2006
A veces da la impresión de que, haga lo que haga, los mercados seguirán mostrándole desconfianza al presidente Néstor Kirchner.

Se comprobó en la última visita presidencial a Nueva York, el corazón del mundo de las finanzas.

Kirchner fue a pedir inversiones porque el país las necesita para sostener su crecimiento.

Hasta aceptó tocar la campana en Wall Street, algo a lo que se había negado anteriormente, con tal de hacerle entender al mundo capitalista que él también lo es, como de hecho parececonfirmarlo cada uno de los pasos que vino dando desde que asumió.

Sin embargo, debió soportar el desplante de medios decomunicación que reflejan lo que piensa el establishment enprivado y a veces prefiere no decir cara a cara.

Prueba de ello fueron las ironías de The Wall Street Journal, que con su título "Vaya campanero" no sólo fustigó el modeloeconómico kirchnerista, sino que también amonestó a lasautoridades de la Bolsa por haber invitado a un presidente que"aplica controles de precios".

¿Qué molesta tanto a los mercados del estilo kirchnerista? O será como hicieron trascender en estos días desde la Casa Rosada, que las críticas partieron de "resabios" del menemismo aúnanclados en el centro de las finanzas del mundo.

Ni una cosa ni la otra.

Al establishment le molestan algunos componentes de la políticaeconómica y del estilo K, que paradójicamente parecen ser parte de su altísima imagen positiva en distintos sectores de la población.

Primero le cuestionan no haber aprovechado semejante consenso para sincerar variables clave, como las tarifas, que mantienen un atraso objetivo y dificultan las inversiones a futuro.

También le objetan su agenda internacional, alineada con el liderazgo del venezolano Hugo Chávez.

Un dato a tener en cuenta: mientras Kirchner buscaba ratificar sus lazos con el capitalismo, Chávez calificaba de "diablo" a George Bush en la ONU y promovía el rechazo de todo el arcopolítico norteamericano.

La verborragia chavista no le hizo del todo gracia al presidente argentino, porque considera que a veces el venezolano excede los límites y su retórica termina siendo contraproducente.

Pero en el establishment también cae mal la política de precios que aplica el gobierno argentino, porque los empresarios consideran que la "estrategia del apriete" aplicada desde la Rosada complica su ecuación de negocio.

"Los empresarios necesitan reglas y claras, y libre mercado, y por ahora ninguna de esas condiciones parece cumplirse", susurróun hombre cercano a una compañía de primera línea del sector alimenticio.

Pero aún con todas estas prevenciones, la presencia de Kirchner en Nueva York dejó la impresión de que se tienden nuevos puentesentre un presidente que llegó al gobierno con apenas el 22 porciento de los votos, y un empresariado que en su momento dejó en claro que prefería a otro dirigente en la Rosada.

Sin eufemismos, Kirchner llamó a los inversores de Manhattan atraer su plata a estas pampas, con la promesa de que ganarán dinero.

Les ratificó, además, la vigencia del modelo económico de dólar alto, superávit fiscal e inflación contenida.

La estrategia del gobierno argentino la blanqueó sin muchos pelos en la lengua el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, cuandodijo que "los hombres de negocios lo que miran es la rentabilidad,y en Argentina están logrando buenas ganancias".

Pero aquí también el espejo parece tener dos caras, ya que si bien hubo sintonía con varios de los empresarios que se reunieroncon Kirchner en Manhattan, tampoco existieron grandilocuentes anuncios de inversiones.

A la ya conocida inversión de 1.000 millones de dólares que haría Occidental Petróleum, se sumó el gigante Wal Mart -cuatro de cuyos dueños de la familia Walton aparecen entre las 10 personasmás ricas de Estados Unidos en el último ranking de Forbes- con un anuncio de 300 millones para abrir locales en la Argentina.

Y no mucho más, ya que si decidir una inversión lleva tiempo, concretarla demanda aún mucho más.

Interrogante energético

Todo indica que el gobierno buscará en las próximas semanas terminar con las dudas que todavía persisten sobre si es sustentable el modelo energético.

Para ello necesitará algo más que buenas intenciones, ya que se necesitan fuertes inversiones en distintos sectores de la cadenade producción energética.

Petroleras como Repsol YPF y Petrobras comprometieron esfuerzos millonarios, pero cuyos frutos no se verán en lo inmediato.

Hace falta también invertir en transporte de electricidad y terminar de darle forma concreta al plan para garantizar elabastecimiento de gas a la industria, por ahora uno de los eslabones más débiles de la cadena energética.

La semana próxima el gobierno prevé convocar a todos los sectores vinculados con la provisión de gasoil, para detectar por dónde pasa el problema de abastecimiento que atraviesan algunas estaciones de servicio, y que amaga con complicar al transporte.

El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ya mantuvo contactos con cámaras que nuclean a las estaciones deservicio, y recibió algunos informes sobre problemas deabastecimiento especialmente en el norte del país, La Plata y algunas localidades del conurbano.

En Repsol YPF, la principal petrolera del país, ya avisaron quetienen a tope su refinerías de gasoil, e incluso hicieron trascender un informe detallado sobre cómo incrementaron fuertemente sus despachos de ese combustible en distintas provincias.

Todo indica que desde el gobierno podrían ir sobre otras petroleras para determinar si están haciendo el mismo esfuerzo.

Miceli, más dura

El paso de Felisa Miceli por la Asamblea del FMI exhibió a una ministra dura ante los organismos multilaterales.

La Argentina perdió en la votación para definir la nueva cara del FMI y todo indica que cederá el ya diluido poder que tenía, a manos de otros países, como México.

Pero la delegación encabezada por Miceli cumplió el objetivo dedejar claro que la Argentina aún no le perdona al Fondo que la haya abandonado durante su crisis económica más severa.

Por eso, Felisa desairó a Rodrigo Rato, el número uno del organismo, para luego reunirse con el secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson.

La lectura fue clara: Argentina dialoga directamente con el poder porque considera que el FMI se parece cada vez más a un sello burocrático.

En esa reunión, Paulson aceptó el error de Estados Unidos de votar contra Argentina en el último crédito que le otorgó el BID y mostró su admiración por la forma en que el país salió de la severa crisis.

Pero también dio señales de que la administración Bush espera que tanto Argentina como Brasil impidan el avance de Chávez como modelo en Sudamérica.