Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
29 de marzo de 2024
Seguinos en
Por José Calero
Cómo sostener el crecimiento si cambia el escenario
3 de marzo de 2007
El sacudón sufrido por los mercados luego de que China amenazó con aplastar una burbuja especulativa reavivó un interrogante en la economía argentina: ¿estaría el país en condiciones de hacer frente a un cambio drástico en el hasta ahora muy favorable escenario internacional?

No es que esa hipótesis quede a la vuelta de la esquina, porque por ahora todo indica que el país seguirá siendo favorecido por una coyuntura mundial necesitada de commodities en gran volumen.

Pero la debacle bursátil de la semana le recordó al país que un estornudo en China o una gripe en Estados Unidos pueden complicar el escenario de cuatro años de crecimiento sostenido.

Algunos analistas incluso empiezan a advertir que el gran problema de la economía internacional no es China, sino el creciente déficit fiscal norteamericano producto de su presupuesto cada vez más alto para financiar la guerra, y el riesgo de que esa potencia mundial ingrese en recesión.

El 2007 arrancó así complicado a nivel internacional, y en la Argentina se le suma que es un año electoral donde el kirchnerismo, confiado en que obtendrá un triunfo amplio en octubre, buscará el aire necesario para sostenerse en la Casa
Rosada hasta el 2011.

Por ahora el presidente recibió informes tranquilizadores sobre la situación bursátil, pero igual quiere curarse en salud y buscará acelerar el proceso de acumulación de reservas, que ya superan los 35.000 millones de dólares.

El problema para el presidente del BCRA, Martín Redrado, será cómo sostener este formidable ritmo de compra de divisas sin complicar el escenario financiero ante un eventual recorte en el ingreso de capitales al país.

A Kirchner le gustaría llegar a las elecciones de octubre con un nivel de reservas cercano a los 45.000 millones de dólares porque considera, con razón, que sería un respaldo clave si el escenario internacional se vuelve más esquivo.

Pero hay una gran distancia entre semejante pretensión y lo que la economía real será capaz de lograr en los próximos meses, si economías emergentes como la Argentina comienzan a perder espacio en el favor de los grandes centros de decisión.

Este lunes comenzará a develarse la incógnita sobre hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno comunista chino en su afán de introducir una profunda reforma económica por ahora no bien recibida por los mercados, cuando el parlamento del gigante asiático se reúna para debatir cambios drásticos.

Pero más allá de los avatares internacionales, muy ajenos a cualquier decisión de la Casa Rosada, el presidente Kirchner dejó en claro que buscará profundizar un modelo basado en dólar alto y crecimiento del consumo interno.

El jefe de Estado está convencido de que lo peor que puede hacerse en este momento es enfriar la economía.

Tiene siempre a mano el ejemplo de Fernando de la Rúa, quien ante un escenario adverso echó mano a un nuevo ajuste que contribuyó a sacarlo del gobierno.

Kirchner también hace números con vistas a las presidenciales de octubre, ya que es consciente de que cualquier percepción de problemas en el bolsillo le puede espantar votantes al oficialismo.

¿Y los precios?

La decisión presidencial de tratar de sostener el consumo seguirá provocando tensiones con uno de los frentes más complicados que tiene el gobierno: la inflación.

Este lunes el INDEC informará el costo de vida de febrero, que rondaría el 0,5 por ciento, pero habrá que prestar mucha atención también a lo ocurrido con la construcción y la actividad mayorista.

Los precios de la construcción, uno de los sectores que explican la reactivación y la caída del desempleo, aumentaron más del 150 por ciento desde la devaluación de principios del 2002.

En la actividad inmobiliaria las remarcaciones siguen y ya hicieron que las propiedades casi triplicaran su valor en pesos desde la crisis.

Es decir, mantuvieron su valor en dólares en una economía pesificada, algo que ningún otro sector pudo lograr.

El fin de la doble indemnización

Hubo festejo en el campo empresario porque el gobierno anticipó que dejará sin efecto el recargo en las indemnizaciones por despidos sin causa, que en la actualidad ronda el 50 por ciento.

La medida será confirmada oficialmente la semana próxima, luego de que el desempleo cayó al 8,7 por ciento en la última medición, pero los empresarios ya dan por caído ese régimen especial.

En cambio, se espera un duro tira y afloje por los ajustes salariales destinados a compensar la inflación.

Gremios poderosos como los metalúrgicos aceptaron un aumento del 15 por ciento que llevó tranquilidad al sector patronal y al gobierno.

Pero ese acuerdo clave incluye una cláusula que tal vez explique tanta preocupación del gobierno por las estadísticas del INDEC.

El convenio firmado por la UOM prevé una cláusula gatillo que contempla un eventual desborde inflacionario. El mismo camino seguirían otros gremios, en una situación que hace recordar otros tiempos más convulsionados de la Argentina.

Si la caída del desempleo fue clave para terminar con la doble indemnización, la inflación juega un rol central para definir el rumbo no sólo de los acuerdos salariales, sino también de instrumentos financieros como los bonos ajustados por
CER.

No fue casual que Kirchner criticara con fuerza en su discurso ante el Parlamento la emisión de bonos indexados por inflación, aunque el presidente se olvida de que jugaron un rol clave para lograr el éxito del canje de deuda.

Así, como nunca el partido de fondo de la política argentina se jugará este año en los grandes números de una economía pujante, pero siempre obligada a rendir examen.