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26 de abril de 2024
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Confirmado: quienes hacen ejercicio envejecen menos
El decaimiento biológico de quienes hacen actividad física puede retardarse 10 años. Los datos surgieron de un original estudio británico realizado en mellizos
30 de enero de 2008
Llevar una vida físicamente activa no sólo ayuda a mantenerse sano, al reducir el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la osteoporosis o los problemas cardiovasculares. Evitar el sedentarismo ha demostrado ser un excelente aliado para afrontar el paso de los años.

Un estudio inglés realizado en 2400 mellizos, cuyos resultados acaban de ser dados a conocer por la revista Archives of Internal Medicine, muestra que el sedentarismo acelera el proceso de envejecimiento, a tal punto que las personas estudiadas que realizaban más actividad física en su tiempo libre resultaron ser biológicamente diez años más jóvenes que las personas más sedentarias.

"Una vida sedentaria incrementa la propensión a padecer enfermedades asociadas con el envejecimiento y con una muerte prematura", escribieron el doctor Tim D. Spector y sus colegas del King s College de Londres, Inglaterra, en las conclusiones de su estudio, en las que se analizan los efectos del sedentarismo sobre el envejecimiento celular y cómo esos efectos pueden ser prevenidos a través de un estilo de vida activo.

"La inactividad parece disminuir la expectativa de vida no sólo al predisponer a padecer enfermedades relacionadas con la edad, sino también porque parece influir sobre el mismo proceso de envejecimiento", agregaron los investigadores.

A esa conclusión llegaron tras estudiar a 2400 hermanos mellizos que integran el St. Thomas UK Twin Registry , un registro de mellizos que incluye a 10.000 mellizos ingleses.

Spector y sus colegas de la Unidad de Investigación de Mellizos y de Epidemiología Genética del King s College extrajeron muestras de sangre de los voluntarios, a partir de cuyos glóbulos blancos obtuvieron el ADN necesario para realizar sus estudios.

Los investigadores se centraron en el análisis de los telómeros: porciones de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas (ver ilustración) y que se acortan cada vez que la célula se divide.

Cada año que pasa, los cromosomas pierden en promedio 21 de las unidades que conforman los telómeros, pero cuando éstos se vuelven extremadamente cortos, la célula que los alberga pierde la capacidad de dividirse.

Así, los telómeros resultan ser una suerte de reloj biológico que da cuenta de la edad de las células. La pregunta a responder a partir de su estudio fue: ¿llevar una vida físicamente activa o, por el contrario, sedentaria tiene algún impacto sobre la edad biológica de las células?

Para hallar una respuesta, los investigadores compararon el largo de los telómeros de los voluntarios según la cantidad de actividad física que realizaban en su tiempo libre.

Así, dividieron a los 2400 mellizos según su nivel de actividad física semanal en cuatro grupos: inactivos (16 minutos de actividad física a la semana en promedio); poco activos (36 minutos); moderadamente activos (102 minutos), y muy activos (199 minutos).

"Nuestro hallazgo principal fue que las mujeres y los hombres que eran menos activos físicamente en su tiempo libre tenían telómeros más cortos que sus pares, independientemente de la edad", escribieron los autores en las conclusiones de su estudio.

"Los sujetos más activos tenían telómeros del mismo largo que individuos sedentarios hasta diez años más jóvenes, en promedio -agregaron los investigadores-. Esta diferencia sugiere que los sujetos inactivos quizá sean diez años más viejos biológicamente que los sujetos más activos."