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Holdouts, dispuestos a acordar
Los acreedores de la Argentina están dispuestos a llevar a cabo un canje de la deuda en el default en el corto plazo. El bajo precio, la tentación que no quieren dejar escapar
20 de julio de 2009
Los acreedores de la Argentina están dispuestos a llevar a cabo un canje de la deuda en el default en el corto plazo, que no necesariamente le garantizará al país la posibilidad de regresar a los mercados como pretende el ministro de Economía, Amado Boudou.

Fuentes de los bancos que negocian con el Gobierno y de dos fondos de inversión de Estados Unidos indicaron a LA NACION que "hay un espacio importante para poder hacer el canje exitoso este año, en términos convenientes para ambas partes".

Con la necesidad de sacarse de encima los bonos que siguen en default desde 2001 y que no entraron al canje en 2005, buena parte de estos inversores comprendió que no podrá cobrarle a la Argentina a través de los tribunales, más allá de los embargos dictados en varios países. La deuda en default con los acreedores privados asciende a unos 28.000 millones de dólares.

"Los bonos en default cotizan entre 15 y 20 sobre 100; así que, si se hace una oferta parecida a la de 2005, con un bono que esté cerca de 30, es muy posible que sea aceptada por buena parte de los bonistas, incluso por algunos de los que iniciaron un juicio", dijo a este diario una de las fuentes.

El beneficio sería, según este ejecutivo, "poder bajar en un 50% la tasa de interés de los bonos y reducir la especulación en torno del mercado del dólar futuro". Un colega acotó que "se podría reducir la cantidad de juicios en Nueva York y acceder a los mercados en el futuro".

De todos modos, se sabe que los denominados "fondos buitre" (como Dart y Elliot) difícilmente ingresen a una operación "amigable".

Cielo sin tormentas
Los bancos que organizan este canje (Citigroup, Barclays y Deutsche) están convencidos de que, pese a la fuerte volatilidad que reflejan en estas últimas semanas los bonos argentinos, el frente financiero "no presenta tantas complicaciones".

"En 2010 habrá que conseguir entre 3000 y 5000 millones de dólares y la relación deuda-PBI estará cerca del 30 por ciento si se le descuenta la deuda colocada dentro del sector público, con un perfil general de pasivos muy poco dolarizado", se entusiasmó una de las fuentes del sector.

Otras entidades también admitieron un alto interés de los inversores en default por participar en un canje, ante la falta de alternativas interesantes en un mundo que sigue con problemas de liquidez.

En el corto plazo llegarán US$ 2500 millones del Fondo Monetario Internacional (en el marco de un giro que recibirán todos los socios), que permitirían cubrir el resto de los vencimientos de este año.

Entre los técnicos del Ministerio de Economía, los números son un poco más exigentes que los mercados, pero la expectativa positiva es similar. Según los números oficiales que circulan en forma reservada, las necesidades financieras rondarán los US$ 10.000 millones el año próximo; sin embargo, por la recesión que se espera para este año, el país no pagará el cupón ligado al PBI en diciembre del 2010.

A priori, se prevé pagar los vencimientos con los recursos del Banco Central, el Banco Nación, la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y otros organismos públicos, además de los recursos del Banco Mundial y del BID.

Pero las autoridades económicas reconocen que el superávit dentro del Estado tenderá a agotarse, por lo que un acuerdo con los hold-outs descomprimiría el calendario 2010-2011, que aparecen como los años más pesados para el programa financiero.

En esa sintonía, creen que podría emitirse un bono por US$ 5000 millones a 20 años para salir del default, que al país le costaría en los primeros años unos US$ 300 millones anuales, una cifra que "no es alta si sirve para desacelerar la fuga de capitales".

No todos en Wall Street tienen la misma visión. La semana pasada, el banco Crédit Suisse First Boston indicó en un informe: "Aunque por su cotización actual en torno del 19% la deuda en default aparezca atractiva, no recomendamos su compra debido a la incertidumbre que existe en torno de la agenda del Gobierno sobre esta cuestión".

En Buenos Aires, también predomina el escepticismo, porque la mayoría de los analistas creen que los mercados no se abrirán para el país hasta que no cambie el gobierno.

"No sirve un canje si no es en el marco de un plan global que recupere la credibilidad de las estadísticas y ordene el frente fiscal para poder volver a salir al mercado a tasas razonables; hacerlo sería tirar plata en un momento en que la caja se vacía", indicaron las fuentes.

Sin embargo, la consultora ACM indicó que "las necesidades del 2010 son financiables con una leve suba del superávit primario al 2,5%, que se dará por las necesidades del gobierno nacional y de las provincias".

Al respecto, los bancos que tienen sede aquí no rechazan la idea de suscribir un bono en pesos por el equivalente a US$ 2000 millones a un año, sobre todo porque saben que la alternativa es que les coloquen un título compulsivo y más largo.