Lennon: el día que mataron el sueño de una generación - Asteriscos.Tv
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28 de marzo de 2024
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Lennon: el día que mataron el sueño de una generación
Fue el despertar a una nueva era y la muerte de toda una época. El 8 de diciembre de 1980 mataban a John Lennon y también se enterraba el sueño de una generación
8 de diciembre de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco

“Ey, Lennon” fue el gritó que escuchó en la noche cerrada del 8 de diciembre de 1980 en Manhattan, el líder natural de Los Beatles, y tras ese sonido humano llegó el estampido crudo y asesino de una bala que se metió de lleno en su cuerpo y la vida de millones de personas en el mundo.

“Mataron a John Lennon”, tan concretas y escuetas fueron las palabras que dieron vuelta al mundo y produjeron un tsunami emotivo que aun hoy, a 29 años de ese hecho, conmueve a generaciones que crecieron con y post la era Beatle.

John, el legendario, el ideólogo del pensamiento de Los Beatles, murió a las pocas semanas de cumplir 40 años cuando producía junto a su esposa un regreso a la música tras cinco años de ostracismo cuando colgó la guitarra y se dedicó por entero a criar a su segundo hijo Sean.

Ya había editado un nuevo álbum “Double Fantasy” que tenía en su tapa un beso con su mujer, en una definición en si misma del lugar que quería ocupar la música y el amor en su vida.

Estaba pleno: como hacía mucho no se sentía, con proyectos y desafíos, y esa noche llegaba a su exclusivo departamento del edificio Dakota, en el corazón de Nueva York, luego de una larga sesión de grabación de lo que sería un nuevo disco que nunca pudo terminar.

Su asesino lo esperó toda una tarde en la oscuridad de la entrada la edificio “enojado”, según dijo después, porque a primera hora, cuando el autor de “Imaginate” salió de sus casa, le solicitó al músico un autógrafo.

El beatle cumplió con su pedido con una firma en la tapa del disco “Double Fantasy” donde solo garabateó: “John Lennon” y esto “decepcionó” a su fan.

Esa declaración posterior de Mark Chapman se cayó como casa de naipes al demostrarse luego su desequilibro y que tenía todo planificado.

Todo empezó tiempo antes cuando partió de Hawai rumbo a Nueva York con el fin de conocer a su ídolo a quien intentó imitar como músico primero y luego casándose con una mujer oriental.

Chapman, que aun sigue detenido por más que pidió libertad condicional, compró un arma que llevó ese día a su cita con la fama y la muerte de John.

La bala asesina desgarró el cuerpo de uno de los hombres que vivió para la “no violencia” y contra las guerras, se metió en el alma de una generación que lo adoptó como su icono de la lucha por la paz.

Esa noche, la sangre que marcó la entrada del Dakota para siempre, dejó trunco el sueño de una reunión de los fabulosos cuatro que ese año cumplían diez años de haber dejado de tocar juntos.

En un lejano lugar de ese escenario, en Buenos Aires, el autor de esta nota, esa noche, había leído, una vez más, como tantas otras, la biografía oficial hasta ese momento de Los Beatles, escrito por Hunter Davis en la misma cocina creativa de los genios de Liverpool.

Siete horas después despertó y la noticia fue un golpe que tardó de asimilar. Era la muerte de alguien tan lejano de su vida como cercano en el crecimiento de su cultura musical e intelectual.

Recordó, como tantos, a Juan Alberto Badía, el locutor que desde un programa de radio en largas trasnoches le transmitió ese amor beatle que aun hoy perdura, y por el cual aún sigue llorando cada 8 de diciembre.

Lennon soñó un mundo tan distinto, imaginó un planeta sin fronteras y siempre creyó que la única revolución posible era aquella que permitiera entender que todo los que se necesita es amor para vivir mejor en esta sociedad.

Hace 29 años esa bala no solo mató a John, mató una ilusión que su compañero de la vida, Paul Mc Cartney supo definir con exactitud:

“Los Beatles son John Lennon. Sin John Lennon no hay más Beatles”.