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26 de abril de 2024
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Mubarak no renuncia aunque delega poderes
"No voy a aceptar que nos impongan cosas desde afuera", desafió el presidente egipcio, pero a la vez anunció que delegaba poderes en el vicepresidente
10 de febrero de 2011
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, cedió poderes a su vicepresidente pero se negó a renunciar, provocando una explosión de indignación en los centenares de miles de personas que desde hace más de dos semanas exigen su partida.

"¡Vete, vete!", "Te vamos a enterrar bajo tierra", clamaba la multitud concentrada en la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la ola de protestas que se desencadenó el 25 de enero y dejó unos 300 muertos.

El aire se impregnaba de agresividad en la plaza y empezaron a oírse llamamientos a dirigirse al palacio presidencial para sacar a Mubarak por la fuerza, haciendo temer una nueva escalada de la violencia.

Mubarak afirmó que participará en la transición política hasta las elecciones presidenciales de septiembre, aunque anunció que delegará poderes al vicepresidente Omar Suleimán, sin precisar cuáles.

Dijo asimismo que está determinado a vivir y morir en Egipto, desalentando a quienes esperaban que partiese al exilio dejando vía libre a las reformas democráticas.

"¿Donde está el ejército? ¿Dónde está el ejército egipcio?", coreaba una muchedumbre furiosa que poco antes había oído que las Fuerzas Armadas estaban tomando "las medidas necesarias para proteger a la nación y apoyar las legítimas demandas del pueblo".

Pero el mandatario de 82 años, en el poder desde 1981, frustró todas esas expectativas.

"Soy consciente del peligro que representa esta encrucijada (...) y eso nos impone hacer pasar primero los intereses superiores de la nación", dijo Mubarak, antes de agregar: "He decidido delegar poderes al vicepresidente, conforme a la Constitución".

Inmediatamente después, Suleimán, un ex militar que dirigió los servicios secretos hasta que Mubarak lo nombró vicepresidente el mes pasado, instó a los manifestantes a regresar a sus hogares.

Las apuestas por la renuncia de Mubarak eran fuertes también en el extranjero, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos consideraba poco antes del discurso que había una "fuerte probabilidad" de que ello ocurra, según dijo el director de la entidad, Leon Panetta, en una audiencia ante el Congreso en Washington.

Y el presidente Barack Obama declaró que el mundo estaba viendo viendo la historia "en marcha" en Egipto.

En su discurso televisivo, Mubarak dijo que nunca aceptará "órdenes del extranjero".