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28 de marzo de 2024
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San Patricio vistió por unas horas de verde a Buenos Aires
La fiesta tuvo una importante organización y mucha seguridad. Fue un desfile por las calles céntricas con shows musicales y luego la cita en el bajo para beber
18 de marzo de 2011
La tradicional fiesta de San Patricio se vivió en Buenos Aires con mucho color verde, desfiles y las tradicionales cervezas y con un orden y festejo lejos de los desbordes de otros años.

Fue una gran fiesta verde en dos actos: primero, con el desfile tradicional por San Patricio, donde la alegría se conectó más con lo religioso y lo simbólico, con duendes, hadas y música típica cambiándole el aire a las calles del Centro.

Más tarde, llegaron el sabor, los brindis en los bares, la euforia , la cerveza por miles de litros y la marea de jóvenes que llenaron las calles de Retiro. Un sello de la celebración típica de Irlanda que se instaló en forma definitiva en Buenos Aires cada 17 de marzo.

La tradición recuerda la muerte de Maewyn Succat, el Patrono de Irlanda. En el siglo V, él difundió el cristianismo en la isla y, según cuenta la leyenda, explicó al pueblo el concepto de la Santísima Trinidad con el ejemplo de un trébol.

Por eso, San Patricio se celebra con esta hoja como símbolo, junto a duendes y personas de vestidas de verde, que son la imagen y el color tradicionales de Irlanda.
La primera en salir a la calle fue la colectividad irlandesa, que tiene unos 300.000 miembros en Argentina.

Cientos de personas se acercaron para compartir el desfile que organizó la Asociación Argentino Irlandesa, junto al Gobierno porteño.

Por unas horas, Retiro se convirtió en una pequeña Dublín: se veían muchos turistas –en especial irlandeses– vestidos de verde como si estuvieran en casa.

El desfile arrancó a las 7 en Arroyo y Suipacha, liderado por el sonido fuerte e inconfundible de las gaitas de Buenos Aires Tartan Army, seguidos por una procesión donde se mezclaban hadas, duendes, curiosos y más grupos con timbales tambores.

El contraste fue el minuto de silencio, cuando la marcha de los irlandeses se detuvo en Arroyo y Suipacha, donde estaba la embajada de Israel, para dejar una ofrenda floral a las víctimas del atentado.

Más tarde, llegó la fiesta popular sobre Reconquista, desde Viamonte hasta el Bajo. Con promociones especiales, turistas y porteños se juntaron para festejar y brindar con cerveza irlandesa, y de las otras también.

En los alrededores, lo que se veía era un operativo de seguridad con más de 100 agentes de tránsito y 80 de la Policía Metropolitana, que hicieron controles de alcoholemia en 24 puntos junto a agentes de la Federal.

Su prioridad era evitar la venta clandestina de bebidas y controlar que los negocios que vendían alcohol cumplieran con todos los requisitos de seguridad.