Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
25 de abril de 2024
Seguinos en
Ese amigo del alma: la televisión y sus 60 años de plena vigencia
El primer acto de la TV nacional fue el discurso de Evita el 17 de octubre de 1951. Seis décadas de sueños, entretenimiento y el poder de turno acechándola
17 de octubre de 2011
Por Roberto Aguirre Blanco

Sólo los soñadores como Jaime Yankilevich habrán imaginado que aquel 17 de octubre de 1951, con la primera emisión de la televisión en Argentina, se estaba creando un antes y un después en los medios de comunicación en este país.

Ese precursor que ya había hecho historia en la radio, abrió las puertas a una nueva manera de llegar a la gente, que con el correr de los años se convirtió en un hecho masivo y hoy, es una poderosa fuente de llegada a millones de personas.

Aquel acto iniciático de la televisión domestica fue también emblemático para marcar que había nacido para los hitos: se trató del discurso del Día de la lealtad de Eva Perón, en lo que fue su última aparición publica en los balcones de la Casa Rosada.

Entonces había muy pocos aparatos y así fue por algunos años más. La reina de los hogares seguía siendo la radio, pero de a poco la televisión ya como canal 7, primera señal y que era del Estado, tomaba forma y programación.

En realidad, las emisiones diarias comenzaron varios días después, el 6 de noviembre con programas todos hechos en vivo en los estudios de Radio Belgrano y sin red.

El 18 de noviembre de ese año hubo otro hito: el primer partido de fútbol que se emitió desde el Viejo Gasómetro de avenida La Plata, donde San Lorenzo empató con River 1 a 1.

Con el correr de los años fue creciendo de a poco la penetración en los hogares y en 1954 el canal 7 se mudó a las instalaciones del Palais de Glace, ya que necesitaba más espacios para aquellos primeros ciclos y sus figuras como Pinky, Antonio Carrizo y Guillermo Brizuela Méndez.

La gran explosión de la TV llegaría en los 60 con los nuevos canales privados como el 9 de Alejandro Romay, el 13 de la mano del productor cubano Goar Mestre y en 1961, Canal 11.

Se profundizan las producciones nacionales, llegan las primeras series y ya en la mayoría de las casas existe un aparato que se convierte en un hecho necesario.

Los setenta mezclan tres escenarios muy distintos y a la vez contradictorios: hasta 1974 un fuerte auge de las excelencia de los canales privados y con estilos muy propios.

Sin embargo, tras la muerte de Perón y empujadas por el siniestro José López Rega, llegaron las nacionalizaciones de los canales y sus dueños fueron expropiados y echados a punta de pistola de los edificios.

Tras el golpe de 1976 llegan la censura y los momentos más oscuros de la TV, con los ex privados repartidos como botín de guerra entre las tres fuerzas: el 13 (Ejército); el 11 (Marina) y el 9 ( Fuerza Aérea).

El mundial de 1978 trae la nueva tecnología de punta al país, con el color incluido, que recién se verán en Argentina a partir de 1980, y la creación del edificio de ATC donde luego irá el canal 7 oficial.

Los 80 marcarán el regreso democrático pero también, excepto el 9 que regresa a partir de un juicio a las manos de Alejandro Romay, las demás señales quedan en manos del radicalismo, oficialismo de turno.

Mas allá de los hitos y éxitos, la televisión recuperó su esencia de producciones e inversiones económicas en 1990 con las nuevas privatizaciones llevadas a cabo por el gobierno menemista.

Es del tiempo de los grandes grupos y su poder en la lucha por el rating, donde Telefe sacó ventajas considerables, además de una gran auge del encendido y la variedad de propuestas.

Nacen las productoras independientes, la calidad de imagen y las grabaciones en exteriores con calidad fílmica.

En estos años es también el tiempo del gran show, del entretenimiento, y los realitys suplantando a las ficciones, la llegada del cable con mayor fuerza y la alta definición como gran auge de tecnología.

El gran debate por el poder de este medio tan penetrante sigue en la mesa de discusión, pero lo cierto es que Yankilevich, como buen visionario, sabía que aquel 17 de octubre de hace seis décadas, nacía una nueva era de los que pocos creían.

Ni siquiera en este presente cuando la era de las comunicaciones marca la importancia del discurso de la TV, el poder de turno abandona la idea de asumir mas dominio sobre esta herramienta.

Con 60 juveniles años, en medio del minuto a minuto, los escándalos y las grandes producciones, la tele sopla sus velitas y avisa que aún tiene mucha más imagen para dar.

Porque, como ya cantaba el tano Piero en los 70, hay una gran verdad que hoy se cumple: "Yo tengo, usted tiene, todos tenemos un televisor...".