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18 de abril de 2024
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Lavagna fue nombrado doctor Honoris Causa
Fue ayer en la Universidad de Concepción del Uruguay y celebró los logros que, gracias a su aporte, alcanzó el país
30 de mayo de 2006
El ex ministro de economía, Roberto Lavagna fue distinguido ayer con el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Concepción del Uruguay.

Discurso completo:

Agradezco profundamente y con emoción esta distinción de la Universidad de Concepción del Uruguay.

Es un honor recibir este titulo de una Universidad del país y más aun de una universidad del interior del país, cuyo origen se remonta a la historia argentina y cuenta con una larga y prestigiosa trayectoria.

Más aun porque Entre Ríos fue bajo la conducción de Don Justo José de Urquiza la cuna del proceso de organización nacional desde una concepción federalista e integradora. En las propias palabras de Urquiza en carta a Salvador María del Carril del 25 mayo de 1859: "La unión federal de los pueblos para la integridad nacional, la fusión perfecta de los viejos partidos para dar consistencia inmovible a las instituciones que garante la felicidad del ciudadano.

" Hay además, un dejo de emoción totalmente personal ya que he pasado -en mis primeros años de vida- muchas inolvidables vacaciones en la provincia sobre esta misma margen del río Uruguay.

Un acto académico como es este nos obliga a salir de la mera coyuntura para mirar más lejos, para aceptar los desafíos del futuro, como sociedad y como Nación.

Es imposible hablar del futuro sin memoria. Por eso permítanme recordar la historia reciente de una sociedad y de una Nación que todos conocemos. Una Nación joven, pero no tanto como para justificar errores precisamente de esa juventud.

Un país de tamaño intermedio a grande, que tiene todo:

- tierra fértil,

- agua en abundancia,

- minerales,

- un valioso litoral marítimo,

- climas variados,

- atractivos turísticos y, lo que es más importante,

- su población.

Una población

 reducida para el tamaño del país,

 homogénea culturalmente,

 con buena formación profesional y aun en aquellos de menor formación,

 una particular capacidad de absorción e incorporación de conocimientos y técnicas.

Un país que aun contando con todos estos activos naturales y humanos, entre 1975 y el año 2001, en 27 años tuvo 14 años con retracción -caída- en su nivel de producción, de inversión y de empleo.

Un país que como consecuencia de ello vio destruir parte de su clase media, llegar a casi 24 % de desempleo y consiguientemente aumentó a niveles desconocidos la pobreza e indigencia.

Un país que en ese lapso de solo 27 años, incrementó su deuda externa de algo menos de 9. 000 millones de dólares a 175.000 millones de dólares.

Ese país, nuestro país, en el que por tres veces en 20 años hubo alguna forma de confiscación de los depósitos bancarios (1981-82; 1989-91; 2001).

Un país que no solo perdió capital sino también capital humano que emigró hacia el mundo desarrollado.

Ese país, nuestro país, que es capaz de los más grandes contrastes. A grandes males, mayor capacidad para enfrentarlos.

Así, al derrumbe de la convertibilidad y a la confusión de los meses siguientes, respondió con actos notables de solidaridad y de respuesta social.

Solidaridad de padres a hijos, de hijos a padres, entre grupos comunitarios. Con respuestas imaginativas y extremas como masivos centros de canje de bienes y servicios.

Un país que luego de abril del año 2002 supo emprender la normalización primero, la recuperación después y más tarde el crecimiento.

Un país y una sociedad que supo entender, o intuir, que los riesgos de disolución eran muy grandes y de comprender que a partir de ese momento se les estaba haciendo una propuesta económico-social y, por ende, política, diferente.

Ese es el país que tiene hoy

 superávits gemelos como no los tuvo en un siglo, en lo fiscal y en la cuenta corriente del balance de pagos,

 que ha creado 3.000.000 de puestos de trabajo,

 que ha reducido en más de 7.000.000 de compatriotas la pobreza, y

 dentro de ello en 5.000.000 la indigencia.

Que tiene

 record de exportaciones, y

 record absoluto en materia de inversión,

 que ha hecho exitosamente la más grande reestructuración de deuda soberana de los tiempos modernos.

Este es el país que acaba de ingresar en el quinto año de expansión productiva y de consumo Este es también el país que no puede dormirse sobre los laureles recientes y tiene que afrontar el futuro. Y esta tarea no es fácil.

El temor que había durante la crisis del 2001 a que ocurrieran sucesos peores calmó pasiones, hizo a los actores sociales y políticos más racionales, más predispuestos a la concertación y al diálogo.

Pero ahora el temor al desempleo, a no llegar a fin de mes, a tener que cerrar la empresa, a perder la casa, etc. ha pasado y al pasar, ha dejado espacio para cierta repetición de errores del pasado. En lo económico, en lo social y en lo político.

Por derecha y por izquierda del espectro ideológico.

¿ Cuales errores ? • La política "politiquera" ocupando mucho tiempo y esfuerzos.

• El facilismo de creer que se puede crear riqueza sin inversión y sin prestar atención a la productividad.

• El preocuparse más por los salarios nominales, teóricos, que por lo que realmente puede comprarse, esto es, por el real y efectivo poder de compra, capacidad adquisitiva de la población.

• La creencia de que la negociación implica claudicación.

• La manía egoísta de muchos sectores -no precisamente los más necesitados- de considerarse "victimas".

• La vuelta a legislaciones del pasado, viejas, de más de 30 años y por tanto desligadas de las tendencias mundiales.

• La priorización de utilidades de corto plazo por sobre el fortalecimiento empresario y la generación de beneficios de mediano plazo.

• La tendencia a discutir entre los extremos en materia de relacionamiento con el mundo. O la negación absurda de la globalización o la apertura irrestricta e ingenua.

• Similares extremos en materia del Estado. Otra vez entre el Estado ausente, o el Estado empresario y el Estado "subsidiador".

• La denuncia fácil, no siempre sustanciada y constante como única política opositora al gobierno.

• El volver a agitar permanentemente conflictos y dramas del pasado.

• El ideologismo extremo.

• El “tomar todo” por parte de quien circunstancialmente gana.

• El discutir mucho sobre acontecimientos políticos menores y poco sobre educación, ciencia y tecnología.

La lista podría alargarse.

Bastaría mirar hacia atrás para ubicar el renacimiento de muchas de estas tendencias que han formado parte de lo peor de las últimas décadas.

Las crisis ayudan y se convierten en oportunidades si se las comprende y sirven al aprendizaje.

Por el contrario, no habrán servido de nada si la crisis es sólo un intermedio entre un momento de temor, prudencia y reconocimiento de que hay que pensar diferente y capitalizar errores, y la vuelta lisa y llana a aquello que desembocó en la crisis. Será todo costo y ningún beneficio.

Esta es la realidad en un plano casi filosófico, la encrucijada que nuestra sociedad vive hoy.

Personalmente creo que como nunca en casi un siglo están dadas las bases económicas para iniciar un ciclo diferente. Un ciclo que dé continuidad a lo hecho desde el 2002, ratificado y fortalecido en el 2003.

Continuidad entendida como consolidación de las tendencias y políticas y capacidad de reformas graduales, progresivas y hechas en el marco de un proceso de crecimiento sostenido con distribución social de los beneficios. Crecimiento con equidad.

Equidad, estabilidad, y eficiencia son tres conceptos fundamentales dentro de esa visión de futuro diferente.

Un país con recursos naturales amplios y recursos humanos relativamente calificados respecto de otros países del mundo en desarrollo, requiere combinar un esquema económico que sume producción nacional de alimentos con creciente valor agregado como para colocarlos en la boca de compra de los consumidores más bienes industriales y servicios de valor agregado y tecnología creciente, definido en algunos casos a escala regional, particularmente con Brasil.

Un modelo basado en producciones masivas y de bajos salarios no es el camino para Argentina. No se corresponde a una población relativamente escasa, ni a una sociedad que se ha caracterizado por un buen grado de integración social con movilidad ascendente. Algo de esto perdimos en las décadas pasadas, pero es precisamente una tarea central continuar recuperándolos.

El modelo de agregación de valor a partir de los recursos sean éstos naturales o adquiridos en el desarrollo de nuestra sociedad, o la combinación de ambas ventajas, es el camino por el que creo, debe transitar el desarrollo argentino.

Sin ser exhaustivo no puedo dejar de señalar áreas y sectores en los que no debemos estar ausentes:

• Aluminio • Siderurgia • Industria automotriz y autopartes • Sector maderero • Industria de la alimentación • Turismo • Diseño, arte y moda • Medios, Publicidad y Cine • Producción editorial, radial y televisiva • Servicios Educativos • Servicios de centros de llamada • Medicina • Servicios sociales y personales • Biotecnología • Genética animal y humana • Industria nuclear • Industria espacial • Desarrollos aeronáuticos y sus servicios • Ingeniería de productos • Radares • Bienes de capital ligados al agro • Bienes de capital ligados a los alimentos • Bienes y equipos ligados a la industria del packaging • Software e informática en general • Comunicaciones • Tecnologías del gas • Química y petroquímica • Productos para la construcción ligados a la minería • BIocombustibles • Industria farmacéutica general y genéricos en particular • Producción de Programas integrales, tipo Remediar • Nanotecnología Un modelo de este tipo tiene sus propios requisitos:

La prioridad a la educación en cantidad y calidad educativa, a la tecnología y a la inserción en ciertas tecnologías de punta, es precisamente un requisito.

La equidad en la distribución del ingreso y en las mejoras en la tasa de crecimiento es igualmente requisito central. Una sociedad organizada sobre estas bases debe volver a revitalizar plenamente la movilidad social, obviamente la "ascendente", ya que durante muchos años habíamos entrado, aunque parezca mentira, en un proceso donde la movilidad social era descendente.

La integración inteligente a la región y al mundo desarrollado y moderno es otro componente esencial ya que ello combina con los aspectos educativos y tecnológicos.

Consensos sociales básicos, con políticos, empresarios y sindicalistas, en torno a estos objetivos no pueden estar ausentes del proceso que permita plasmar un modelo de este tipo.

Teniendo en claro que ello no significa uniformidad de pensamiento ya que la uniformidad conduce al conformismo, a la dependencia de hombres o partidos supuestamente iluminados, y a la pérdida valor supremo que tiene el diálogo, la confrontación leal de ideas, la creación misma.

Eficiencia y equidad son a su vez los elementos que garanticen la estabilidad entendida en el sentido amplio tanto económico como social y político.

Hay en nuestra historia de los siglos XIX y XX hombres y procesos que han dejado un legado que vale la pena recuperar:

- la consigna de Paz y Administración de Roca, - la defensa de la Igualdad del Voto de Yrigoyen, - la integración y movilidad social -la Justicia Social- de Perón y Eva Perón, - el "Desarrollismo" de Frondizi, - los Derechos Humanos de Alfonsín.

Lista que sin duda podría tener otros nombres, más lejanos, en los albores de la creación de la Nación, o quizás, a su debido tiempo, más cercanos a nosotros.

Pocas dudas hay de que en las décadas recientes hemos sido buenos y exitosos individualmente, más aun trabajando fuera del país. Hemos, por el contrario, generado malos resultados como sociedad, es decir como conjunto, dentro del país.

Argentina tiene una herencia importante de individualidades en los campos de la ciencia, la educación, el arte, la literatura, las relaciones internacionales, la política -incluso fuera de nuestras fronteras- el deporte.

La clave es que las individualidades del mañana sean capaces de trabajar en el marco de un proyecto de y para la sociedad en su conjunto, puestas al servicio de un proyecto de país.

Como escribió Urquiza pocos meses antes de su muerte, "El tiempo es un maestro hábil: los sucesos son lecciones provechosas para el hombre sensato. Podemos prescindir de todo para ir a un grande objeto como es radicar el triunfo de las instituciones por la paz, por el orden, por la fusión de las ideas, por la unión de los hombres de buena voluntad y patriotismo, cuando los partidos han hecho su época, cuando el predominio de los círculos nos ha hecho cosechar tantos males.