Uruguay, uno de los países menos golpeados por el coronavirus, retomó las clases.
Tras verificar cinco días sin nuevos infectados, los chicos retomaron la rutina escolar.

Pero hay preocupación por lo que ocurre en una zona fronteriza con Brasil. En Livramento hubo un nuevo brote y un muerto. Una amenaza para Uruguay, que sólo tuvo 23 víctimas fatales.

Hace cinco días que Uruguay no registra casos de coronavirus. Incluso el lunes arrancó la segunda fase del ciclo lectivo: se reiniciaron las clases en escuelas, jardines de infantes, secundarias y Centros de Atención Integral a la Familia (CAIF).

Pero el microclima regional alcanzado por el país vecino en esta pandemia, con apenas 847 casos, 780 recuperados y 23 muertes, podría salirse de control por un motivo: Brasil. En el país vecino, unas 17.100 personas se contagian por día, en un balance total de 867.624 personas contagiadas y 43.332 fallecidos.

Todos los ojos están puestos en una ciudad: Santana do Livramento. Allí se desató un brote y ya hay un muerto. El número puede no ser significativo comparado con la trágica realidad brasileña, pero son alarmantes para Uruguay.

El mayor problema de Uruguay es esta frontera con Brasil. El peor país en la lucha contra el coronavirus y el mejor país en su control se fusionan en un único conglomerado urbano sin divisiones físicas.

Sólo una línea imaginaria que consiste en el simple cruce de una avenida, desde João Pessoa, de Santana do Livramento, hasta 33 Orientales, en la Rivera uruguaya. La metodología de lucha del gobierno uruguayo combina el liberalismo individual con la conciencia civil: el presidente Luis Lacalle Pou no recurrió a ninguna cuarentena obligatoria, a diferencia de toda la región.

Apeló a la responsabilidad de cada ciudadano uruguayo y sólo recomendó medidas sanitarias de protección. Los uruguayos cumplieron.

Mientras que el número de víctimas en Brasil establece un nuevo récord cada día al otro lado de la frontera, Uruguay muestra lo contrario: 847 casos, 57 de ellos en Rivera. Estas cifras llevaron al gobierno uruguayo a blindar a Rivera del resto del país mediante barreras sanitarias y control en las rutas. La ciudad uruguaya, encapsulada del resto del país, alberga a 103.000 personas.