Lucile Randon, una monja francesa de 116 años que está certificada como la persona viva más longeva de Europa y la segunda del mundo, ha superado el coronavirus sin despeinarse.

Randon, que vive desde hace años en una residencia para mayores situada en la ciudad mediterránea de Toulon, se contagió en un brote en el centro en el que vive el pasado 16 de enero aunque, como muchos de los internos, superó el virus sin mostrar síntomas. "Ni siquiera me di cuenta de que lo tenía", declaró Randon. a un diario de su país.

“No me preguntó sobre su salud, sino sobre sus hábitos”, indicó David Tavella, portavoz de la residencia de ancianos Sainte Catherine Labouré.

“Por ejemplo, quería saber si los horarios de comidas o de acostarse cambiarían. Ella no mostró miedo a la enfermedad. Por otro lado, estaba muy preocupada por los otros residentes”.

Pese a haber superado la infección sin síntomas, enero no fue un mes fácil para esta veterana monja, a la que "la soledad le pesaba terriblemente" y tuvo que estar confinada en su habitación sin poder asistir a misa.

Sin embargo, Randon se tomó con bastante filosofía la noticia de su contagio y según cuentan al citado medio miembros del personal de la residencia no mostraba miedo a la enfermedad y estaba más preocupada por los otros residentes o la alteración de las rutinas cotidianas que por su propia salud.

El próximo jueves, la también conocida como hermana André cumplirá 117 años y lo celebrará por videoconferencia con su familia y recibirá la visita virtual del alcalde de Toulon.

rob