Tras días de incertidumbre, los gimnasios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) deberán cerrar sus puertas hasta el 30 de abril. Lo informó el Gobierno de la Ciudad a través de su sitio web, donde aclaró que las nuevas restricciones impuestas por el Gobierno para contener el impacto de la segunda ola de coronavirus alcanzan a estos establecimientos.

Si bien las nuevas medidas empezaron a regir el viernes, los gimnasios abrieron sus puertas hasta este lunes. Es que, según las cámaras que agrupan a los empresarios del sector, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) no mencionó en forma específica que dicha actividad quedaría suspendida.

El artículo 16 del escrito señaló puntualmente que debían cerrar sus puertas “todas las actividades deportivas, recreativas, sociales, culturales y religiosas que se realizan en ámbitos cerrados”.

Inmediatamente después, el presidente de la Cámara de Gimnasios de Argentina (CGA), Fernando Storchi, sostuvo: “Los gimnasios somos agentes de salud. No realizamos actividades recreativas ni deportivas. No se practican deportes, sino actividad física”.

Esta interpretación llevó a que, esta mañana, varios gimnasios de la región del AMBA abrieran sus puertas, al igual que lo hicieron durante el fin de semana. Sin embargo, efectivos de la Policía de la Ciudad e inspectores se dirigieron a los lugares y exigieron el abandono de los clientes y el cierre de los locales.

En un escrito que lleva el título “Medidas de cuidados para fortalecer la presencialidad en las escuelas”, el Gobierno porteño repasó todas las medidas que están vigentes en el distrito. Allí aclaró que la suspensión de las actividades deportivas, recreativas, sociales, culturales y religiosas en ámbitos cerrados “incluye a los gimnasios”.

Esas actividades “solo están permitidas si se desarrollan (en los establecimientos) al aire libre o en el espacio público hasta 20 personas y según protocolos”, remarcó.

La CGA agrupa a entre 400 y 500 establecimientos en todo el país. Desde que retornaron a la actividad luego de la cuarentena, los gimnasios venían funcionando con un aforo del 30%. Según Storchi, por las restricciones, perdieron entre un 40% y un 45% de clientes, más que nada por las limitaciones a la capacidad. “Esto es un limitante, sobre todo en los horarios pico”, explicó el empresario.