19 de abril de 2024
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Por Sofía Wachler
La demanda de campos se trasladó a Uruguay
3 de agosto de 2008
El conflicto del sector agrario, aún no resuelto, ha impactado muy negativamente en el mercado de los arrendamientos y de compra venta de campos.
Durante la vigencia de la resolución 125, el efecto inmediato fue que muchos compradores pensaron en el Uruguay como alternativa de sus inversiones, pese a que los campos tienen rendimientos menores que los argentinos, dijeron fuentes consultadas.
Los inversores buscan seguridad, previsibilidad y el futuro del sector aún es incierto.
El ingeniero Guillermo Graffigna, de la sucursal Cañuelas de la inmobiliaria Impacto explicó que “ la zona más demandada es toda la franja que da al río Uruguay, del otro lado de la orilla que bordea los campos de Entre Ríos”.
Sumado a ello, “la ganadería en el Uruguay tampoco tiene retenciones y se pueden hacer buenos negocios ganaderos por lo que siguen aumentaron sensiblemente las consultas”, añadió.
En lo referente a precios de los campos en el Uruguay, hasta hace unos pocos años eran sensiblemente menores a los de Argentina, pero con el tiempo, los valores se fueron equiparando.
“Tampoco tenían infraestructura de servicios para agricultura, insumos, maquinarias rurales, pero las fueron construyendo y se han ido modernizando”, confirmó Graffigna.
El mercado inmobiliario está parado: los precios de los campos no han bajado, tampoco hay productos en venta, nadie quiere desprenderse de ellos porque la rentabilidad sigue siendo buena y por otra parte no “sabrían qué hacer con el dinero ni dónde invertirlo”.
Hay escasas operaciones de compra venta, sólo las que provienen de sucesiones, razones de fuerza mayor, problemas familiares, “sino nadie vende”.
Importa destacar que la escasa financiación existente para la compra de campos proviene de fuentes particulares y los plazos no son mayores a un año y en promedio de seis meses.
“Conocemos sólo un tomador del crédito para inquilinos del Banco Nación que lo consiguió para adquirir un campo apenas apareció la operatoria”...
En cuanto a los arrendamientos agrícolas “ han bajado en 2/3 quintales, a fines del 2007 se alquilaban a 10 quintales, hoy en 8 no se toman a nos ser que el arreglo sea por varios años porque se requieren de dos o tres años para amortizarlos”, explicó Graffigna.
Insistió en que “en este contexto tenemos que ser muy prudentes con nuestras recomendaciones”.
Como dicen los jugadores del mercado inmobiliario, en la crisis alguien vende, alguien compra, los precios se modifican pero “se trabaja en las condiciones existentes”.
Pero en la incertidumbre las reglas no sólo no son claras sino que ni siquiera se sabe cuáles son y lo qué es peor cuáles serán, es el peor escenario para el sector inmobiliario.
El mercado de campos siempre fue muy particular, manejado por especialistas y desde hace una década aproximadamente las inmobiliarias que se han profesionalizado de acuerdo a los tiempos que corren, cuentan en su plantel con ingenieros agrónomos que aportan asesoramiento técnico y análisis de rentabilidades.
Durante la vigencia de la resolución 125, el efecto inmediato fue que muchos compradores pensaron en el Uruguay como alternativa de sus inversiones, pese a que los campos tienen rendimientos menores que los argentinos, dijeron fuentes consultadas.
Los inversores buscan seguridad, previsibilidad y el futuro del sector aún es incierto.
El ingeniero Guillermo Graffigna, de la sucursal Cañuelas de la inmobiliaria Impacto explicó que “ la zona más demandada es toda la franja que da al río Uruguay, del otro lado de la orilla que bordea los campos de Entre Ríos”.
Sumado a ello, “la ganadería en el Uruguay tampoco tiene retenciones y se pueden hacer buenos negocios ganaderos por lo que siguen aumentaron sensiblemente las consultas”, añadió.
En lo referente a precios de los campos en el Uruguay, hasta hace unos pocos años eran sensiblemente menores a los de Argentina, pero con el tiempo, los valores se fueron equiparando.
“Tampoco tenían infraestructura de servicios para agricultura, insumos, maquinarias rurales, pero las fueron construyendo y se han ido modernizando”, confirmó Graffigna.
El mercado inmobiliario está parado: los precios de los campos no han bajado, tampoco hay productos en venta, nadie quiere desprenderse de ellos porque la rentabilidad sigue siendo buena y por otra parte no “sabrían qué hacer con el dinero ni dónde invertirlo”.
Hay escasas operaciones de compra venta, sólo las que provienen de sucesiones, razones de fuerza mayor, problemas familiares, “sino nadie vende”.
Importa destacar que la escasa financiación existente para la compra de campos proviene de fuentes particulares y los plazos no son mayores a un año y en promedio de seis meses.
“Conocemos sólo un tomador del crédito para inquilinos del Banco Nación que lo consiguió para adquirir un campo apenas apareció la operatoria”...
En cuanto a los arrendamientos agrícolas “ han bajado en 2/3 quintales, a fines del 2007 se alquilaban a 10 quintales, hoy en 8 no se toman a nos ser que el arreglo sea por varios años porque se requieren de dos o tres años para amortizarlos”, explicó Graffigna.
Insistió en que “en este contexto tenemos que ser muy prudentes con nuestras recomendaciones”.
Como dicen los jugadores del mercado inmobiliario, en la crisis alguien vende, alguien compra, los precios se modifican pero “se trabaja en las condiciones existentes”.
Pero en la incertidumbre las reglas no sólo no son claras sino que ni siquiera se sabe cuáles son y lo qué es peor cuáles serán, es el peor escenario para el sector inmobiliario.
El mercado de campos siempre fue muy particular, manejado por especialistas y desde hace una década aproximadamente las inmobiliarias que se han profesionalizado de acuerdo a los tiempos que corren, cuentan en su plantel con ingenieros agrónomos que aportan asesoramiento técnico y análisis de rentabilidades.