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Por Sofía Wachler
¿Inversores extranjeros desesperados por comprar en Argentina?
6 de octubre de 2008
Aunque pueda parecer increíble, en estos días de tanta convulsión, con mercados volátiles, bancos que se siguen cayendo y cómo dicen los especialistas, la oferta y la demanda no se encuentran pese al flamante plan de rescate aprobado en Estados Unidos, en círculos inmobiliarios se escuchan aún algunas expresiones difíciles de calificar.

Al igual que en las últimas semanas, algunos insisten literalmente que “ los inversores extranjeros están desesperados por comprar propiedades en la Argentina”, que “ las inversiones inmobiliarias extranjeras van a ser abrumadoras en el mediano plazo”; mientras que otros son bastante menos optimistas o al menos cautelosos y manifiestan cierta preocupación acerca del comportamiento del mercado interno y que “hace rato que no aparecen los extranjeros comprando”.

Ser positivo frente a la crisis, es una actitud excelente porque genera oportunidades; también es cierto que cuando alguien vende, alguien, compra, no sólo en el mercado inmobiliario.

Este es uno de esos momentos claves en que se nota y mucho la falta de datos estadísticos propios de la actividad inmobiliaria para poder analizar y entrecruzar variables para una prospectiva, a corto, mediano y largo plazo.

Hace más de dos décadas, las cámaras del sector asumieron el compromiso de elaborarlos y lo fueron renovando cada quinquenio, pero nunca lo implementaron. O porque se vendía mucho, entonces, para qué si el ciclo “siempre iba a ser positivo, duraría mucho y no había que perder tiempo con numeritos, si igual se vende” o porque llegó la crisis del 2001 y “ahora tenemos que de mantenernos y no cerrar”.

No es ningún secreto, que el inmobiliario, no es el único rubro que adolece de estas falencias en el país, pero desde la década de los 90 en que la actividad creció, se profesionalizó, comenzó a aplicar instrumentos financieros como el fideicomiso, la masificación de los créditos hipotecarios y se abrió a otros mercados, se hizo necesario contar con datos, para mostrar “Argentina Real Estate”, al mundo.

Es innegable que universidades, consultoras, entidades privadas, bancos, realizan estudios de la actividad, algunos sistemáticos y otros puntuales, con gran rigor estadístico, exhaustivos análisis y muy útiles, pero son, por lo general, parciales, no abarcan a todo el país, ni a todo el espectro del sector.

Cuando se sostiene que el 30% de los compradores de propiedades en Puerto Madero son o mejor dicho –por ahora- “eran” extranjeros y que los compradores de campos en Mendoza, Salta y Patagonia alcanzaban a un 7% aproximadamente, siguen siendo datos parciales.

Como a falta de pan… Los indicadores existentes que se toman para los análisis del comportamiento de la actividad son la cantidad de escrituras y los permisos nuevos de construcción.

Varias consideraciones. Los datos que se pueden obtener mensualmente, provienen de los Colegios de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y del de la Provincia de Buenos Aires que brindan cantidad y monto de las escrituras. ¿Y del resto del país? …

Por otra parte y sobre este particular no se ha hecho suficiente hincapié en que “no” todas las escrituras traslativas de dominio corresponden estrictamente a compra-ventas de inmuebles, incluyen: sucesiones, donaciones, divisiones de bienes y otras figuras jurídicas.

Tampoco indican que sean por compras- ventas realizadas uno o tres meses antes; en algunos casos, no se hace el boleto y directamente se va a la escritura o puede ser que la edificación que había comenzado hacía dos años se concluyó y corresponde escriturar la unidad o que la propiedad no estaba escriturada y se tomó la decisión de hacerlo (situación más frecuente de lo que se pueda imaginar, sobre todo, en el interior del país ).

Entonces, ¿en qué mes se vendió una propiedad determinada? Por ahora difícil, imposible saberlo a ciencia cierta…

En el caso de los permisos nuevos de construcción, no todos los que obtienen aprobación, construyen las obras, tampoco apenas la consiguen comienzan a hacerlo, cada permiso tiene un recorrido particular y de eso los profesionales de la construcción pueden dar cuenta.

Conviene recordar que en la ciudad de Buenos Aires con los “corralitos urbanísticos” hubieron avalanchas de permisos antes que entraran en vigencia algunas de las diferentes disposiciones, tanto en el 2006 y 2007.

Por otra parte y volviendo al tema de los inversores extranjeros, aunque fueron casos aislados y escasos, algunos se vieron impedidos de concretar sus compras, porque para dar un ejemplo que se conoció en los corrillos, la comercializadora de nivel internacional a cargo “sólo se aseguró la reserva” por motivos obvios (la comisión) y no cumplió con el debido asesoramiento. Eran muchas unidades y el país del comprador tiene al respecto, severas restricciones y disposiciones.

Antes de las turbulencias agudas de los mercados del último mes, se comenzó a comentar que existía una cierta una retracción por parte de los extranjeros en la compra-venta de inmuebles en el país, atribuyéndola a factores como la falta de crédito internacional, cautela, etc.

Sería bueno también saber cómo influyó en la toma de decisiones los niveles reales de inflación, la falta de seguridad jurídica, el conflicto del campo y la desconfianza generada por los asesoramientos “incompletos” o “deficientes”.

No hace falta ser un especialista ni un entendido para darse cuenta que comprar un inmueble implica derechos y obligaciones, como las de pagar las expensas, los impuestos y los servicios públicos. Son obligaciones para todos, propietarios locales y extranjeros.

De todos modos, estamos en una situación de crisis económica global, que cambia día tras día y en la que nadie sabe a ciencia cierta cómo continúa y en este contexto cualquier afirmación sobre el futuro de cualquier sector de la economía, no sólo del inmobiliario tiene validez por pocas horas. Esperar a que las aguas se tranquilizen.